El peronismo disidente anticipó que no acompañará el dictamen radical, pero se sumará a la batalla para cambiar el articulado. En el oficialismo aseguran que tienen los votos, pero hay dudas sobre el debate en particular.
Por Miguel Jorquera
El radicalismo continuaba anoche la redacción de un dictamen de minoría sobre el proyecto de Servicios de Comunicación Audiovisual, con el que quiere dar pelea artículo por artículo cuando este viernes la iniciativa del Gobierno llegue al recinto del Senado. Una postura que acompañarán los dos senadores porteños que llegaron a la Cámara por la Coalición Cívica, mientras que el peronismo disidente, que no firmará el dictamen porque considera “anticonstitucional” el proyecto, también se sumará a la batalla por conseguir modificaciones en el articulado. En tanto, el kirchnerismo trabaja en abroquelar la tropa propia y sumar aliados para garantizar el quórum para sesionar y reunir la mayoría necesaria para resistir cualquier modificación que le impida convertir en ley el proyecto.
Contrarreloj, los senadores de la UCR trataban de cerrar el texto del único dictamen de minoría que la oposición presentará en el Senado, en contraposición a la media sanción del proyecto de Comunicación Audiovisual que llegó de Diputados. La mayor dificultad radicaba en unificar criterios comunes con el resto de las bancadas opositoras sobre los artículos más cuestionados. Puntos que retrasarían la redacción más de lo previsto.
El propio jefe del radicalismo, el senador Gerardo Morales, adelantó que batallará por modificaciones en una cantidad importante de artículos del proyecto oficial, pero particularmente sobre aquellos más resistidos por las entidades empresarias. Buscan arrastrar a algunos oficialistas díscolos para alcanzar los votos que le permitan modificar el texto, bloquear la sanción de la ley y que el proyecto regrese a la Cámara baja.
“Seguramente, los temas con más discusión serán la autonomía de la autoridad de aplicación y el artículo 32, donde la Presidenta se reserva la adjudicación de las licencias más importantes”, explicó Morales. Luego, el jefe radical agregó al listado “también el artículo 161, que tiene que ver con la seguridad jurídica (el plazo de un año para que las empresas se desprendan de algunas de sus licencias) y el artículo 45, sobre la multiplicidad de licencias”.
La estrategia que trazaron los senadores radicales será opuesta a la que adoptaron sus correligionarios en Diputados, donde abandonaron el recinto sin debatir el articulado del proyecto. A ellos se sumarán la cívica María Eugenia Estenssoro y el ex lilito Samuel Cabanchik. El Interbloque Federal, que nuclea al peronismo anti K en el Senado, se encolumnó tras la postura del gobernador puntano, Alberto Rodríguez Saá, que planteó la “inconstitucionalidad” del proyecto, aunque el turno de “judicializar” la ley llegará luego de que sea sancionada.
El bloque K, en tanto, aglutina su propia tropa para contrarrestar la última embestida opositora en el Senado y convertir en ley el proyecto. El jefe de la bancada oficialista, Miguel Angel Pichetto, no tiene dudas de que los números le alcanzan para sancionar la ley en general, pero tampoco quiere sorpresas. El rionegrino trabaja en garantizar el quórum para sesionar y en mantener las manos suficientes para no sufrir ningún revés en la discusión del articulado.
Los números que arrojó la firma del dictamen de mayoría dieron confianza al oficialismo. Pero los cálculos no son sencillos: en cada tramo de la sesión, Pichetto deberá afrontar altas y bajas. El díscolo Guillermo Jenefes –dueño de un multimedio en Jujuy– terminó firmando el dictamen oficialista y dará quórum, pero votará en contra en varios artículos.
A la hora de reunir quórum, el oficialismo considera que contará con la mayoría de su bloque y entre ellos a los chubutenses Marcelo Guinle, que firmó el dictamen de mayoría en disidencia, y a Silvia Giusti, que no lo firmó. No estará en la sesión el cordobés Roberto Urquía, de licencia por enfermedad, mientras que el bloque K intentará que la misionera Elida Vigo dé el presente a pesar de su frágil estado de salud. Entre los aliados, el neuquino Horacio Lores daría quórum, pero votaría en contra del proyecto. En tanto, el socialista Rubén Giustiniani, que apoya con disidencias, no aportará al quórum y votará en contra en varios de sus artículos. También existen interrogantes sobre qué actitud tomarán los dos senadores fueguinos que responden a la gobernadora Fabiana Ríos.
Sobre cada unas de estas dudas trabajan oficialistas y opositores. Aunque nada aún está cerrado.
El radicalismo continuaba anoche la redacción de un dictamen de minoría sobre el proyecto de Servicios de Comunicación Audiovisual, con el que quiere dar pelea artículo por artículo cuando este viernes la iniciativa del Gobierno llegue al recinto del Senado. Una postura que acompañarán los dos senadores porteños que llegaron a la Cámara por la Coalición Cívica, mientras que el peronismo disidente, que no firmará el dictamen porque considera “anticonstitucional” el proyecto, también se sumará a la batalla por conseguir modificaciones en el articulado. En tanto, el kirchnerismo trabaja en abroquelar la tropa propia y sumar aliados para garantizar el quórum para sesionar y reunir la mayoría necesaria para resistir cualquier modificación que le impida convertir en ley el proyecto.
Contrarreloj, los senadores de la UCR trataban de cerrar el texto del único dictamen de minoría que la oposición presentará en el Senado, en contraposición a la media sanción del proyecto de Comunicación Audiovisual que llegó de Diputados. La mayor dificultad radicaba en unificar criterios comunes con el resto de las bancadas opositoras sobre los artículos más cuestionados. Puntos que retrasarían la redacción más de lo previsto.
El propio jefe del radicalismo, el senador Gerardo Morales, adelantó que batallará por modificaciones en una cantidad importante de artículos del proyecto oficial, pero particularmente sobre aquellos más resistidos por las entidades empresarias. Buscan arrastrar a algunos oficialistas díscolos para alcanzar los votos que le permitan modificar el texto, bloquear la sanción de la ley y que el proyecto regrese a la Cámara baja.
“Seguramente, los temas con más discusión serán la autonomía de la autoridad de aplicación y el artículo 32, donde la Presidenta se reserva la adjudicación de las licencias más importantes”, explicó Morales. Luego, el jefe radical agregó al listado “también el artículo 161, que tiene que ver con la seguridad jurídica (el plazo de un año para que las empresas se desprendan de algunas de sus licencias) y el artículo 45, sobre la multiplicidad de licencias”.
La estrategia que trazaron los senadores radicales será opuesta a la que adoptaron sus correligionarios en Diputados, donde abandonaron el recinto sin debatir el articulado del proyecto. A ellos se sumarán la cívica María Eugenia Estenssoro y el ex lilito Samuel Cabanchik. El Interbloque Federal, que nuclea al peronismo anti K en el Senado, se encolumnó tras la postura del gobernador puntano, Alberto Rodríguez Saá, que planteó la “inconstitucionalidad” del proyecto, aunque el turno de “judicializar” la ley llegará luego de que sea sancionada.
El bloque K, en tanto, aglutina su propia tropa para contrarrestar la última embestida opositora en el Senado y convertir en ley el proyecto. El jefe de la bancada oficialista, Miguel Angel Pichetto, no tiene dudas de que los números le alcanzan para sancionar la ley en general, pero tampoco quiere sorpresas. El rionegrino trabaja en garantizar el quórum para sesionar y en mantener las manos suficientes para no sufrir ningún revés en la discusión del articulado.
Los números que arrojó la firma del dictamen de mayoría dieron confianza al oficialismo. Pero los cálculos no son sencillos: en cada tramo de la sesión, Pichetto deberá afrontar altas y bajas. El díscolo Guillermo Jenefes –dueño de un multimedio en Jujuy– terminó firmando el dictamen oficialista y dará quórum, pero votará en contra en varios artículos.
A la hora de reunir quórum, el oficialismo considera que contará con la mayoría de su bloque y entre ellos a los chubutenses Marcelo Guinle, que firmó el dictamen de mayoría en disidencia, y a Silvia Giusti, que no lo firmó. No estará en la sesión el cordobés Roberto Urquía, de licencia por enfermedad, mientras que el bloque K intentará que la misionera Elida Vigo dé el presente a pesar de su frágil estado de salud. Entre los aliados, el neuquino Horacio Lores daría quórum, pero votaría en contra del proyecto. En tanto, el socialista Rubén Giustiniani, que apoya con disidencias, no aportará al quórum y votará en contra en varios de sus artículos. También existen interrogantes sobre qué actitud tomarán los dos senadores fueguinos que responden a la gobernadora Fabiana Ríos.
Sobre cada unas de estas dudas trabajan oficialistas y opositores. Aunque nada aún está cerrado.
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