Estimados lectores de este blog, "Comunicación Sin Fronteras":
Lamento profundamente informar que este blog estaría sufriendo un intento de censura por parte de Blogger.
El día 29 de julio recibí un correo de "blogger" en inglés donde se cuestiona mi forma de hacer conocer los diversos contenidos que decido publicar. Por tal motivo, se me informó tras mi apelación (que ya hice), en las próximas horas o días se podría cerrar automáticamente este espacio sin mi aprobación formal.
De ser así, entiendo que es un claro acto de censura a mi forma de expresarme, ya que no atento ni embisto contra ninguna institución democrática. Por tal motivo, y de ser necesario, recurrire a la justicia.
Hace un año que vengo trabajando a diario en publicar notas relacionadas al mundo comunicacional. En total llevo publicadas más de 350 notas y la mayoría de ellas con imágenes. Las notas publicadas aquí siempre llevan citada la fuente y representan un archivo virtual de suma importancia para quienes trabajamos a favor de la democratización de la información, de la libre circulación de ideas, de la pluralidad de voces, de la libertad de información y de la libertad de expresión.
Tomar la decisión de escribir estas líneas no ha sido fácil para mí. Pero como siento que hay un atropello en contra de mi derechos constitucionales y pese al horario de madrugada que es hoy día jueves 30 de julio, tomé la firme decisión de hacer pública esta terrible situación.
Espero ser lo suficientemente claro como para que ustedes comprendan que hay un intento de censura por parte de blogger. La forma en que hago circular la información que se publica en el blog Comunicación Sin Fronteras entiendo que no perjudica a nadie porque quien recibe la información es libre y soberano de leerla o no leerla.
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social.
jueves, 30 de julio de 2009
Miradas sobre la publicidad de los juicios
Por Damián Loreti *
La aparición de opiniones sobre la problemática de la difusión de los actos procesales en los juicios orales me motivó a repasar algunas apreciaciones de otras latitudes sobre el tema.
El magistrado español del Constitucional Jorge Rodríguez-Zapata Pérez ha dicho, en una resolución del Tribunal Constitucional Español: “Una prensa fuerte y libre es el gran aliado de las garantías de un proceso justo: los pueblos que no son capaces de leer sus crímenes en los periódicos están condenados a leerlos en sus libros de historia”. Y agrega: “Los medios de comunicación social son un antiséptico eficaz contra los excesos en la aplicación de las leyes y frente a posibles abusos del Poder Judicial”.
A lo largo de la jurisprudencia se encontrarán, seguramente, posiciones doctrinarias a favor y en contra de que los medios accedan a los juicios en forma directa. Tenemos la convicción de que sería poco sustentable en el ámbito interamericano, que cualquier decisión restrictiva se adopte para cualquier otra función que la protección de los derechos de la parte más vulnerable del proceso. En particular respecto de niños.
De allí que quede relativamente sentado que los fundamentos de una medida de restricción al acceso masivo e inmediato a los actos judiciales de un debate no pueden plantearse en función de la influencia de los medios (la TV en particular) sobre la idoneidad de los testigos.
Citamos al respecto: “Un estudio que intentó medir los efectos psicológicos de la cobertura por los medios de las declaraciones de los testigos y las percepciones de los jurados fue realizado en 1990 por los profesores Eugene Borgida y Kenneth De Bono de la Universidad de Minnesotta y el profesor Lee A. Buckman de Union College. Ciento setenta y cinco estudiantes universitarios de grado de cursos de psicología sirvieron tanto como testigos como jurados en tres tipos de juicios: EMC (cobertura mediática extendida), en la cual una videocámara estaba presente, CM (cobertura mediática tradicional) en la que un periodista estaba presente, o SCM (sin cobertura mediática) [...] El estudio encontró que los testigos de los juicios EMC reflejaban un nerviosismo mayor y una prevención ante los medios de comunicación mayor que los testigos de los juicios con cobertura tradicional o sin cobertura. Sin embargo, no ha quedado demostrado que ese estado de nerviosismo afectara la conducta de los testigos.
Despejada esta posibilidad de sustento a la restricción de la difusión del juicio, otro probable podría apoyarse en la situación de las víctimas y su solicitud de no divulgación. Ciertamente, no pareció ser el caso en examen en las causas en las que se dilucidan las investigaciones sobre delitos de lesa humanidad. Una tercera susceptible de considerar, que ha permitido fundar sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, se basa en la previsión de la Convención Europea que admite injerencias de los estados en el ejercicio de la libertad de expresión para garantizar la imparcialidad y autoridad del Poder Judicial; pero tal hipótesis no obra en la Convención Americana de Derechos Humanos. Una cuarta, más interesante, es que la difusión podría afectar el derecho de defensa en juicio por los llamados juicios paralelos. Pero en tal caso los que deben resguardar los derechos de los acusados en el juicio son los tribunales, y no los medios, independientemente de las responsabilidades que podrían –eventualmente– caberles luego.
Eduardo Espín Templado dice sobre sus consecuencias: “[...] en lo que se refiere a los comportamientos básicos que integran los juicios paralelos nos enfrentamos con una única actividad, que no es otra cosa que el ejercicio de las libertades de expresión e información a través de los medios de comunicación. [...] El tema de los juicios paralelos presenta como uno de sus aspectos de mayor interés la cuestión de hasta qué punto prejuzga la inocencia o culpabilidad de personas que estén siendo sometidas a un proceso judicial. Este problema presenta varias facetas. La primera, obviamente, es la de hasta qué punto resulta afectado el derecho a la cuestión de la presunción de inocencia. Pues bien, a este respecto conviene dejar bien en claro que por la propia existencia de un juicio de papel no resulta afectado el citado derecho fundamental, que constituye, sin duda, el principal derecho en juego en un proceso penal. Y no resulta afectado por la razón ya explicada de que una campaña informativa sobre un determinado tema consiste únicamente en las actuaciones particulares que, por principio, no pueden vulnerar el derecho a la presunción de inocencia. Es éste un derecho que, por su propia naturaleza, sólo puede ser vulnerado por los poderes públicos y, más en particular, por órganos judiciales”.
Dicho esto, sólo nos cabría agregar los principios sentados en 2002 y 2003 por los Relatores de Libertad de Expresión de la ONU, OEA y OSCE: “Los esquemas de acreditación a periodistas sólo son apropiados si son necesarios para proveerles de acceso privilegiado a algunos lugares y/o eventos; dichos esquemas deben ser supervisados por órganos independientes y las decisiones sobre la acreditación deben tomarse siguiendo un proceso justo y transparente, basado en criterios claros y no discriminatorios, publicados con anterioridad (2002). No se pueden justificar las restricciones a la información sobre procesos legales en curso, a menos que exista un riesgo sustancial de grave perjuicio para la imparcialidad de tales procesos y que la amenaza al derecho a un juicio imparcial o a la presunción de inocencia supere el perjuicio para la libertad de expresión. Los tribunales y los procesos judiciales, al igual que las demás funciones del Estado, están sometidos al principio de la máxima transparencia en la información, que sólo puede ser superado cuando es necesario para proteger el derecho a un juicio justo o a la presunción de inocencia (2003).
Pero tratándose de jueces naturales de la Constitución, y no de jurados, los antecedentes de sentencias de nulidad declaradas por la Corte Suprema de los Estados Unidos, por la influencia de los medios sobre sus integrantes, tampoco deberían ser tomadas en consideración por la diferencia sustancial en los hechos que las motivaron.
* Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-129078-2009-07-30.html
La aparición de opiniones sobre la problemática de la difusión de los actos procesales en los juicios orales me motivó a repasar algunas apreciaciones de otras latitudes sobre el tema.
El magistrado español del Constitucional Jorge Rodríguez-Zapata Pérez ha dicho, en una resolución del Tribunal Constitucional Español: “Una prensa fuerte y libre es el gran aliado de las garantías de un proceso justo: los pueblos que no son capaces de leer sus crímenes en los periódicos están condenados a leerlos en sus libros de historia”. Y agrega: “Los medios de comunicación social son un antiséptico eficaz contra los excesos en la aplicación de las leyes y frente a posibles abusos del Poder Judicial”.
A lo largo de la jurisprudencia se encontrarán, seguramente, posiciones doctrinarias a favor y en contra de que los medios accedan a los juicios en forma directa. Tenemos la convicción de que sería poco sustentable en el ámbito interamericano, que cualquier decisión restrictiva se adopte para cualquier otra función que la protección de los derechos de la parte más vulnerable del proceso. En particular respecto de niños.
De allí que quede relativamente sentado que los fundamentos de una medida de restricción al acceso masivo e inmediato a los actos judiciales de un debate no pueden plantearse en función de la influencia de los medios (la TV en particular) sobre la idoneidad de los testigos.
Citamos al respecto: “Un estudio que intentó medir los efectos psicológicos de la cobertura por los medios de las declaraciones de los testigos y las percepciones de los jurados fue realizado en 1990 por los profesores Eugene Borgida y Kenneth De Bono de la Universidad de Minnesotta y el profesor Lee A. Buckman de Union College. Ciento setenta y cinco estudiantes universitarios de grado de cursos de psicología sirvieron tanto como testigos como jurados en tres tipos de juicios: EMC (cobertura mediática extendida), en la cual una videocámara estaba presente, CM (cobertura mediática tradicional) en la que un periodista estaba presente, o SCM (sin cobertura mediática) [...] El estudio encontró que los testigos de los juicios EMC reflejaban un nerviosismo mayor y una prevención ante los medios de comunicación mayor que los testigos de los juicios con cobertura tradicional o sin cobertura. Sin embargo, no ha quedado demostrado que ese estado de nerviosismo afectara la conducta de los testigos.
Despejada esta posibilidad de sustento a la restricción de la difusión del juicio, otro probable podría apoyarse en la situación de las víctimas y su solicitud de no divulgación. Ciertamente, no pareció ser el caso en examen en las causas en las que se dilucidan las investigaciones sobre delitos de lesa humanidad. Una tercera susceptible de considerar, que ha permitido fundar sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, se basa en la previsión de la Convención Europea que admite injerencias de los estados en el ejercicio de la libertad de expresión para garantizar la imparcialidad y autoridad del Poder Judicial; pero tal hipótesis no obra en la Convención Americana de Derechos Humanos. Una cuarta, más interesante, es que la difusión podría afectar el derecho de defensa en juicio por los llamados juicios paralelos. Pero en tal caso los que deben resguardar los derechos de los acusados en el juicio son los tribunales, y no los medios, independientemente de las responsabilidades que podrían –eventualmente– caberles luego.
Eduardo Espín Templado dice sobre sus consecuencias: “[...] en lo que se refiere a los comportamientos básicos que integran los juicios paralelos nos enfrentamos con una única actividad, que no es otra cosa que el ejercicio de las libertades de expresión e información a través de los medios de comunicación. [...] El tema de los juicios paralelos presenta como uno de sus aspectos de mayor interés la cuestión de hasta qué punto prejuzga la inocencia o culpabilidad de personas que estén siendo sometidas a un proceso judicial. Este problema presenta varias facetas. La primera, obviamente, es la de hasta qué punto resulta afectado el derecho a la cuestión de la presunción de inocencia. Pues bien, a este respecto conviene dejar bien en claro que por la propia existencia de un juicio de papel no resulta afectado el citado derecho fundamental, que constituye, sin duda, el principal derecho en juego en un proceso penal. Y no resulta afectado por la razón ya explicada de que una campaña informativa sobre un determinado tema consiste únicamente en las actuaciones particulares que, por principio, no pueden vulnerar el derecho a la presunción de inocencia. Es éste un derecho que, por su propia naturaleza, sólo puede ser vulnerado por los poderes públicos y, más en particular, por órganos judiciales”.
Dicho esto, sólo nos cabría agregar los principios sentados en 2002 y 2003 por los Relatores de Libertad de Expresión de la ONU, OEA y OSCE: “Los esquemas de acreditación a periodistas sólo son apropiados si son necesarios para proveerles de acceso privilegiado a algunos lugares y/o eventos; dichos esquemas deben ser supervisados por órganos independientes y las decisiones sobre la acreditación deben tomarse siguiendo un proceso justo y transparente, basado en criterios claros y no discriminatorios, publicados con anterioridad (2002). No se pueden justificar las restricciones a la información sobre procesos legales en curso, a menos que exista un riesgo sustancial de grave perjuicio para la imparcialidad de tales procesos y que la amenaza al derecho a un juicio imparcial o a la presunción de inocencia supere el perjuicio para la libertad de expresión. Los tribunales y los procesos judiciales, al igual que las demás funciones del Estado, están sometidos al principio de la máxima transparencia en la información, que sólo puede ser superado cuando es necesario para proteger el derecho a un juicio justo o a la presunción de inocencia (2003).
Pero tratándose de jueces naturales de la Constitución, y no de jurados, los antecedentes de sentencias de nulidad declaradas por la Corte Suprema de los Estados Unidos, por la influencia de los medios sobre sus integrantes, tampoco deberían ser tomadas en consideración por la diferencia sustancial en los hechos que las motivaron.
* Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
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miércoles, 29 de julio de 2009
Gripe y definición del riesgo
Luciano Elizalde hace algunas consideraciones para tomar en cuenta a partir de la campaña comunicacional sobre la gripe H1N1.
Por Luciano H. Elizalde *
La gran complejidad tecnológica y cognoscitiva de las sociedades modernas han llevado a plantearse la necesidad de diferenciar entre lo que significa “peligro” y “riesgo”. Mientras que el “peligro” es una medida objetiva acerca de los efectos perniciosos de algo sobre alguien, el “riesgo” es la percepción subjetiva, exagerada o realista, que las personas tienen de un peligro. Tanto compañías privadas con actividades complejas como Estados y sus organismos dedicados al control de estas actividades, han comenzado a utilizar una doctrina de comunicación pública denominada risk communication.
Hasta ahora en la Argentina, este modelo o doctrina no ha sido aplicado de manera sistemática. El origen de esta falta de perspectiva puede ser el desconocimiento o el sesgo de la comunicación gubernamental de tipo persuasiva o electoralista. Al contrario, en la comunicación de riesgo lo que se pretende es ajustar la diferencia entre la expectativa de la gente y la realidad. El objetivo es desarrollar la percepción que la ciudadanía tiene de cierto problema del modo más realista posible. Y esto no sólo porque el público puede generar percepciones de sobreestimación, sino también porque es posible que las percepciones subestimen un problema de seguridad, de sanidad o medio ambiental.
El modo más claro de ajustar las expectativas del público con el conocimiento más actualizado y realista de un problema es, primero, centralizando la comunicación en una fuente oficial que permita unificar el discurso y concentrar la información novedosa dentro de una misma perspectiva. Esto no puede ser dejado al libre funcionamiento del escenario público, ya que sería dejar abandonado el tema al “mercado del miedo”, a la ansiedad o a las malas intenciones de jugadores que pretenden obtener una rentabilidad política o económica con el asunto.
En segundo término, es necesario definir a qué deben temer y a qué no deben temer los ciudadanos. Esto permite ajustarse de modo realista al problema. Sin una definición creíble (esto depende del comunicador) y realista (ajuste del discurso al referente) de la situación, surgen una serie de acciones descontroladas, de miedos infundados o de comportamientos que ponen en peligro la vida de muchas personas.
En definitiva, la campaña de comunicación sobre la gripe A no puede ser una campaña informativa. Debe ser un proceso de ajuste realista entre la percepción de los ciudadanos y el peligro real según los últimos conocimientos que tienen los expertos sobre el tema.
* Profesor Facultad de Comunicación Universidad Austral; Investigador del Conicet.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-129002-2009-07-29.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
Por Luciano H. Elizalde *
La gran complejidad tecnológica y cognoscitiva de las sociedades modernas han llevado a plantearse la necesidad de diferenciar entre lo que significa “peligro” y “riesgo”. Mientras que el “peligro” es una medida objetiva acerca de los efectos perniciosos de algo sobre alguien, el “riesgo” es la percepción subjetiva, exagerada o realista, que las personas tienen de un peligro. Tanto compañías privadas con actividades complejas como Estados y sus organismos dedicados al control de estas actividades, han comenzado a utilizar una doctrina de comunicación pública denominada risk communication.
Hasta ahora en la Argentina, este modelo o doctrina no ha sido aplicado de manera sistemática. El origen de esta falta de perspectiva puede ser el desconocimiento o el sesgo de la comunicación gubernamental de tipo persuasiva o electoralista. Al contrario, en la comunicación de riesgo lo que se pretende es ajustar la diferencia entre la expectativa de la gente y la realidad. El objetivo es desarrollar la percepción que la ciudadanía tiene de cierto problema del modo más realista posible. Y esto no sólo porque el público puede generar percepciones de sobreestimación, sino también porque es posible que las percepciones subestimen un problema de seguridad, de sanidad o medio ambiental.
El modo más claro de ajustar las expectativas del público con el conocimiento más actualizado y realista de un problema es, primero, centralizando la comunicación en una fuente oficial que permita unificar el discurso y concentrar la información novedosa dentro de una misma perspectiva. Esto no puede ser dejado al libre funcionamiento del escenario público, ya que sería dejar abandonado el tema al “mercado del miedo”, a la ansiedad o a las malas intenciones de jugadores que pretenden obtener una rentabilidad política o económica con el asunto.
En segundo término, es necesario definir a qué deben temer y a qué no deben temer los ciudadanos. Esto permite ajustarse de modo realista al problema. Sin una definición creíble (esto depende del comunicador) y realista (ajuste del discurso al referente) de la situación, surgen una serie de acciones descontroladas, de miedos infundados o de comportamientos que ponen en peligro la vida de muchas personas.
En definitiva, la campaña de comunicación sobre la gripe A no puede ser una campaña informativa. Debe ser un proceso de ajuste realista entre la percepción de los ciudadanos y el peligro real según los últimos conocimientos que tienen los expertos sobre el tema.
* Profesor Facultad de Comunicación Universidad Austral; Investigador del Conicet.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-129002-2009-07-29.html
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Como en un eclipse
Sandra Massoni invita a repensar la comunicación estratégica como un espacio de encuentro que permita emerger a nuevas realidades.
Por Sandra Massoni *
Jorge Luis Borges afirma que quizá la historia universal sea sólo la historia de la diversa entonación de algunas metáforas. En Otras inquisiciones, nos muestra una frase que puede verse en distintos textos y épocas con diferentes sujetos: “la naturaleza”, “el universo”, “dios”, “el vacío”... Considero que esa frase reseñada en nuestro tiempo quedaría así: el conocimiento es “una esfera cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna”.
El enigma principal del siglo XXI es el del conocimiento y nuestra tarea como comunicadores sociales está alineada a este asunto por una cuestión de época. Resultan interesantes ciertas redefiniciones derivadas de la incógnita acerca del conocer como actividad humana, en especial aquellas que surgen de considerar los vínculos entre comunicación, estrategia y conocimiento como procesos de expansión no lineal. He planteado este tema en varios de mis artículos, en mis clases, también en mi último libro: Hacia una teoría general de la estrategia, escrito en coautoría con Rafael Pérez. Vinculada con la redefinición del conocimiento, la pretensión principal de esta obra es la de acompañar a profesionales, funcionarios y directivos para que incorporen algunos componentes de la revolución científica del siglo XXI a sus formas de pensar y hacer estrategias de comunicación. El enfoque que desarrollamos habla de los nuevos paradigmas, de las teorías de la complejidad, la física cuántica, las teorías del caos, las teorías de la autoorganización y propone un recorrido que interpela al lector no académico desde algunas de las paradojas que todos enfrentamos en nuestra vida cotidiana, en los lugares de trabajo, en nuestras casas, en las organizaciones.
El texto incluye la figura de la luna en un eclipse y esta es la metáfora que quiero compartir. Un eclipse no es un espectáculo simple, ya que no se consigue apreciarlo si no es también reconociendo la particular relación que consiguen entablar la luz y la oscuridad por un fugaz momento. La cuestión requiere entonces atender a un cierto ritmo: se necesita oscuridad para ver la luz y luz para ver la oscuridad, tal como ocurre con todos los opuestos. Pero –y aquí está la figura que quiero enfatizar– es el movimiento, en este caso el de los astros, el que nos permite “ver” la existencia de otro registro: el del sistema solar. Esa relación inusual, ese vínculo especial de la luz y la oscuridad sobre la luna, lo trastoca todo, porque hace evidente a nuestra vista la existencia de dimensiones que no vemos habitualmente. Hay un planeta que hace sombra sobre la luna. Y al correrse la tiniebla en el eclipse, este movimiento nos ilumina, nos ayuda, nos acompaña, nos empuja a asomarnos a otro espacio. Lo hace porque a su manera ese movimiento logra hablarnos de algo más allá que no era evidente; esa acción pone en contacto planos distintos y nos plantea un misterio, un enigma. Una inteligibilidad, algo que resolver.
El fenómeno de la comunicación junta, como en un eclipse, dimensiones que habitualmente no se tocan, por eso mismo suele ser fecunda en alumbrar nuevas relaciones entre algunos aparentes opuestos y ciertamente ayuda a habilitar nuevas miradas.
En medio de esta crisis resulta evidente que para abordar los problemas actuales no necesitamos más de lo mismo; no necesitamos crecer en lo que ya tenemos. Necesitamos innovar, también en comunicación: comunicación estratégica como un espacio de encuentro que implica tanto acciones como sentidos compartidos; estrategias de comunicación en tanto dispositivos de inteligibilidad que buscan hacernos ver nuevos planos, y que a partir de indagar esos puntos de contacto, hacen emerger nuevas realidades.
Comunicación estratégica, entonces, como un cambio social conversacional que aporta horizontes de mayor complejidad. Un mundo comunicado, en expansión, un mundo que crece.
* Doctora en Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Rosario.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-129001-2009-07-29.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
Por Sandra Massoni *
Jorge Luis Borges afirma que quizá la historia universal sea sólo la historia de la diversa entonación de algunas metáforas. En Otras inquisiciones, nos muestra una frase que puede verse en distintos textos y épocas con diferentes sujetos: “la naturaleza”, “el universo”, “dios”, “el vacío”... Considero que esa frase reseñada en nuestro tiempo quedaría así: el conocimiento es “una esfera cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna”.
El enigma principal del siglo XXI es el del conocimiento y nuestra tarea como comunicadores sociales está alineada a este asunto por una cuestión de época. Resultan interesantes ciertas redefiniciones derivadas de la incógnita acerca del conocer como actividad humana, en especial aquellas que surgen de considerar los vínculos entre comunicación, estrategia y conocimiento como procesos de expansión no lineal. He planteado este tema en varios de mis artículos, en mis clases, también en mi último libro: Hacia una teoría general de la estrategia, escrito en coautoría con Rafael Pérez. Vinculada con la redefinición del conocimiento, la pretensión principal de esta obra es la de acompañar a profesionales, funcionarios y directivos para que incorporen algunos componentes de la revolución científica del siglo XXI a sus formas de pensar y hacer estrategias de comunicación. El enfoque que desarrollamos habla de los nuevos paradigmas, de las teorías de la complejidad, la física cuántica, las teorías del caos, las teorías de la autoorganización y propone un recorrido que interpela al lector no académico desde algunas de las paradojas que todos enfrentamos en nuestra vida cotidiana, en los lugares de trabajo, en nuestras casas, en las organizaciones.
El texto incluye la figura de la luna en un eclipse y esta es la metáfora que quiero compartir. Un eclipse no es un espectáculo simple, ya que no se consigue apreciarlo si no es también reconociendo la particular relación que consiguen entablar la luz y la oscuridad por un fugaz momento. La cuestión requiere entonces atender a un cierto ritmo: se necesita oscuridad para ver la luz y luz para ver la oscuridad, tal como ocurre con todos los opuestos. Pero –y aquí está la figura que quiero enfatizar– es el movimiento, en este caso el de los astros, el que nos permite “ver” la existencia de otro registro: el del sistema solar. Esa relación inusual, ese vínculo especial de la luz y la oscuridad sobre la luna, lo trastoca todo, porque hace evidente a nuestra vista la existencia de dimensiones que no vemos habitualmente. Hay un planeta que hace sombra sobre la luna. Y al correrse la tiniebla en el eclipse, este movimiento nos ilumina, nos ayuda, nos acompaña, nos empuja a asomarnos a otro espacio. Lo hace porque a su manera ese movimiento logra hablarnos de algo más allá que no era evidente; esa acción pone en contacto planos distintos y nos plantea un misterio, un enigma. Una inteligibilidad, algo que resolver.
El fenómeno de la comunicación junta, como en un eclipse, dimensiones que habitualmente no se tocan, por eso mismo suele ser fecunda en alumbrar nuevas relaciones entre algunos aparentes opuestos y ciertamente ayuda a habilitar nuevas miradas.
En medio de esta crisis resulta evidente que para abordar los problemas actuales no necesitamos más de lo mismo; no necesitamos crecer en lo que ya tenemos. Necesitamos innovar, también en comunicación: comunicación estratégica como un espacio de encuentro que implica tanto acciones como sentidos compartidos; estrategias de comunicación en tanto dispositivos de inteligibilidad que buscan hacernos ver nuevos planos, y que a partir de indagar esos puntos de contacto, hacen emerger nuevas realidades.
Comunicación estratégica, entonces, como un cambio social conversacional que aporta horizontes de mayor complejidad. Un mundo comunicado, en expansión, un mundo que crece.
* Doctora en Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Rosario.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-129001-2009-07-29.html
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Marcos Muñoz
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“El Estado garantiza el acceso a los contenidos televisivos”
El titular del COMFER, Gabriel Mariotto, consideró el lanzamiento del Sistema de Televisión Satelital Nacional como “una iniciativa muy importante”. Además, dijo que “es una señal que mayormente no tiene grandes costos, es un ancho de banda satelital donde se suben diez señales y el ciudadano las va a recibir gratuitamente”.
El Sistema Nacional de Medios Públicos será el encargado de instalar y operar el sistema de televisión satelital nacional, que contará con un paquete de señales educativas, culturales e informativas, según el decreto 943/09 publicado ayer en el Boletín Oficial.El titular del Comfer explicó que se podrá acceder al sistema a través de la compra de una antena y un decodificador, cuyo costo rondará los $150.
Una vez adquirido ese dispositivo, el usuario tendrá acceso a “un paquete de diez señales, entre las que estarán Canal 7 y Canal Encuentro”, afirmó. Se prevé que el paquete incluya contenidos deportivos, películas, producciones destinadas al público infantil, y transmisiones de otros Estados de América latina, adelantó Mariotto en declaraciones a Radio Continental.
“El Estado cumple un rol importante garantizando el acceso y la participación de la ciudadanía a señales que no se pueden retransimitir por aire, como es el caso de Canal Encuentro”, enfatizó. Consultado respecto a los costos de implementación del proyecto, aseguró que “es una señal que mayormente no tiene grandes costos, es un ancho de banda satelital donde se suben diez señales y el ciudadano las va a recibir gratuitamente”.
Mariotto explicó que hay puntos del territorio nacional a donde no llega Canal 7, y esto está motivado en que la ley de Radiodifusión, que data de la última dictadura militar, impedía que la señal estatal llegara a donde había una privada. “Esto fue suplido por un decreto del Dr. Eduardo Duhalde, pero faltan repetidoras”, dijo.
http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=155929&id=304671&dis=1&sec=1
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
El Sistema Nacional de Medios Públicos será el encargado de instalar y operar el sistema de televisión satelital nacional, que contará con un paquete de señales educativas, culturales e informativas, según el decreto 943/09 publicado ayer en el Boletín Oficial.El titular del Comfer explicó que se podrá acceder al sistema a través de la compra de una antena y un decodificador, cuyo costo rondará los $150.
Una vez adquirido ese dispositivo, el usuario tendrá acceso a “un paquete de diez señales, entre las que estarán Canal 7 y Canal Encuentro”, afirmó. Se prevé que el paquete incluya contenidos deportivos, películas, producciones destinadas al público infantil, y transmisiones de otros Estados de América latina, adelantó Mariotto en declaraciones a Radio Continental.
“El Estado cumple un rol importante garantizando el acceso y la participación de la ciudadanía a señales que no se pueden retransimitir por aire, como es el caso de Canal Encuentro”, enfatizó. Consultado respecto a los costos de implementación del proyecto, aseguró que “es una señal que mayormente no tiene grandes costos, es un ancho de banda satelital donde se suben diez señales y el ciudadano las va a recibir gratuitamente”.
Mariotto explicó que hay puntos del territorio nacional a donde no llega Canal 7, y esto está motivado en que la ley de Radiodifusión, que data de la última dictadura militar, impedía que la señal estatal llegara a donde había una privada. “Esto fue suplido por un decreto del Dr. Eduardo Duhalde, pero faltan repetidoras”, dijo.
http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=155929&id=304671&dis=1&sec=1
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martes, 28 de julio de 2009
“Me interesaba indagar quién estaba detrás de la cámara”
ENTREVISTA CON ANDRES HABEGGER, DIRECTOR DE IMAGEN FINAL. El cineasta explica el sentido del documental que recupera la historia de Leonardo Henrichsen, el camarógrafo que filmó su propia muerte durante el Tanquetazo contra Allende. Habegger investigó el suceso propiamente dicho y sus implicancias políticas posteriores.
Por Oscar Ranzani
El 29 de junio de 1973 la ciudad de Santiago de Chile amaneció invadida por tanquetas conducidas por militares que intentaban derrocar al presidente constitucional Salvador Allende. Como es de público conocimiento, el del Tanquetazo fue un intento fallido, a diferencia del que sí logró su cometido el 11 de septiembre del mismo año, y que terminó aplastando al gobierno socialista elegido por la vía del voto popular. En el Tanquetazo murieron 22 civiles. Entre ellos, el camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen que estaba realizando la cobertura para la Televisión Sueca. Henrichsen, que tenía una destacada trayectoria como corresponsal, filmó su propia muerte. O mejor dicho, al asesino que le disparó. Sin embargo, nunca hubo justicia. Y esa imagen recorrió el mundo. Henrichsen fue baleado por uno de los integrantes de una patrulla militar, a cargo del cabo Héctor Hernán Bustamante Gómez, según investigó el periodista chileno Ernesto Carmona. A este respetado periodista se lo podrá ver explicando cómo llegó a esa conclusión a partir del jueves 6 de agosto, fecha de estreno del documental Imagen final, dirigido por Andrés Habegger, que indaga en la historia de este camarógrafo, en el suceso propiamente dicho y en todas las implicancias posteriores.
La idea de realizar Imagen final nació “de una conjunción de factores azarosos”, comenta Habegger en la entrevista con Página/12. Hace unos años, el cineasta estaba realizando un documental sobre el noticiero cinematográfico Sucesos Argentinos para el ciclo Visionarios, que se emitía por Canal 7. Durante el tiempo que duró la investigación, Habegger se contactó con numerosos ex trabajadores de Sucesos Argentinos (donde había trabajado Henrichsen). Uno de ellos, Reinaldo Peralta, se desempeñó como camarógrafo en el mismo período que Henrichsen. “La conversación previa con Reinaldo derivó mucho en Leonardo a partir de fotografías, con la particularidad de que Reinaldo, aparte de ser colega, era muy amigo y conservaba una copia en 16 mm de la película y el chaleco que tenía puesto Leonardo en el momento en que lo mataron”, relata Habegger. A partir de ahí, se puso manos a la obra. “Me llamaba la atención que siendo una imagen tan conocida en el momento en que circuló, no se había hecho ningún documental”, cuenta Habegger.
Imagen final conforma un triángulo compuesto por Argentina, Chile y Suecia. “Estas tres puntas tienen inevitablemente que ver con la historia de Leonardo: él era argentino, toda su vida profesional, familiar y demás la tuvo en Argentina. Los hechos centrales suceden en Chile y hay un período de tres años en los que Leonardo trabajó para la Televisión Sueca. Entonces, era un triángulo central a la hora de realizar un documental como lo queríamos hacer”, afirma Habegger. Tomando estos tres lugares para el desarrollo del film, Habegger sigue dos líneas: una más afectiva, donde la hermana y ex colegas lo recuerdan y cuentan situaciones compartidas. Allí aparece, entre otros, Reinaldo Peralta, quien señala que su amigo Henrichsen “era muy buen camarógrafo, detallista y perseverante, pero arriesgado”. En Chile se desarrolla la investigación de Ernesto Carmona, quien ya había realizado otra investigación periodística durante diez años. Carmona indaga en las huellas del viejo expediente de la Justicia Militar que, tras los hechos, había iniciado una causa para indagar sobre los motivos del alzamiento, pero con el golpe, todo quedó en la nada. Sin embargo, en el expediente Carmona encontró varias pistas que lo llevaron a señalar que Héctor Hernán Bustamente Gómez (que falleció después de terminado el documental) era el jefe de la patrulla y el que ordenó disparar a los conscriptos que estaban en la camioneta sobre la que enfocaba la cámara de Henrichsen. Carmona va en busca de los viejos conscriptos, pero la mayoría prefiere el silencio. En Chile también está Eduardo Labarca, el periodista de Chile Films que vio cuando los militares arrojaron la cámara a una alcantarilla. Labarca relata cómo se hizo para que esa imagen finalmente fuera vista.
En Suecia habla Jan Sandquist, periodista de la televisión local y jefe de Henrichsen. Al hombre se lo nota muy conmovido, sobre todo cuando recuerda que el camarógrafo era “mucho más que un compañero de trabajo. Era realmente mi mejor amigo”, dice. Y ofrece un valioso material de archivo, producto de haber compartido con Henrichsen coberturas de dieciséis golpes militares. Ese material inédito es una de las perlas de Imagen final, donde se ven, por ejemplo, imágenes a color de la Masacre de Ezeiza tomadas por Henrichsen, otras de Anastasio Somoza en Nicaragua y tomas de cuando fueron a filmar a las cárceles uruguayas, donde estaban presos los tupamaros. Pero en Suecia, también brinda su testimonio la periodista Gunilla Moli, quien estuvo al lado de Henrichsen en el momento en que sucedieron los hechos y cuenta con detalle cómo el camarógrafo que medía 1,90 metro la protegió para que no la mataran.
“Me interesaba, por un lado, la idea de restituirle a su autor la autoría de la imagen. En algún punto, la imagen había trascendido a su autor. De alguna manera, se comió a su autor. Entonces, me interesaba indagar quién estaba detrás de la cámara, quién había sido ese sujeto”, subraya Habegger. “Por otro lado, estaba la cuestión de la imagen como evidencia clara y brutal de un asesinato con el rostro del que dispara en primer plano y, sin embargo, ese rostro tampoco tenía un nombre.” Sobre ese nombre indaga Imagen final a través de Carmona. Vale destacar que la familia de Henrichsen presentó una denuncia en 2005 pero la Justicia chilena interpretó que la causa estaba prescripta y este asesinato no fue considerado delito de lesa humanidad.
–¿Cómo fue la reconstrucción del episodio?
–A la hora de reconstruir el hecho, empezamos el trabajo con Carmona, a partir de las fotocopias del expediente de la Justicia Militar que él conserva. Esa fue como nuestra “biblia”, porque ahí había muchos datos, aunque muy desorganizados. Una vez que empezamos a dar con pistas y que varias personas nombraran a Bustamente como el sujeto que estaba en la esquina del crimen, yo tuve mucha esperanza de reconstruir el caso con los conscriptos. Básicamente, porque supuse que en esa camioneta había un cabo y doce o trece conscriptos y que esos soldados que en ese momento tenían diecisiete o dieciocho años serían los más fáciles de contactar o los que más naturalmente se podrían volcar a hablar. Fundamentalmente, porque no estaban dentro de la estructura militar sino circunstancialmente, y después, seguramente habían terminado la colimba y elegido cualquier otra profesión. Ahí residía nuestro objetivo central. Los hechos y la película demuestran que lo que nosotros creíamos que podía ser una punta de lanza para la reconstrucción no hizo más que bloquear los datos y la información para reconstruir el caso. Sin embargo, esto es muy interesante para entender cómo se construyen las redes de pequeñas complicidades en las dictaduras latinoamericanas: no sólo de los grandes responsables militares sino también todas estas chiquitas complicidades que, por temor, por miedo, por inseguridad o por un cúmulo de razones, no terminan de poder abrirse. A nosotros no nos terminó aportando desde lo concreto pero, de alguna manera, sella un círculo invisible de silencio.
–La conclusión de la investigación de Carmona es que Héctor Hernán Bustamante Gómez fue el autor intelectual del crimen. ¿Nunca se llegó a certificar quién efectuó el disparo mortal?
–No. Después de la lectura de la autopsia, por el tipo de bala y por la dirección con la que entra, Carmona intuye que también pudo haber llegado a ser el autor material, además del intelectual. Pero eso es algo que no está corroborado. La película logra mucho más que la Justicia. No porque hayamos sido unos genios, sino porque la Justicia no hizo prácticamente nada. Pero este caso no era muy difícil de resolver. Si se pusiera un especialista en balística y dos o tres personas que indagaran en torno de la autopsia y del tipo de orificio que tenía Leonardo, no sería muy difícil descubrir quién fue el autor material.
–¿Y por qué cree que no se hace?
–Básicamente, hay una cuestión formal y burocrática que frenó el juicio y que tiene que ver con la prescripción. El asesinato de Leonardo ocurrió el 29 de junio de 1973 durante el período democrático de Allende y, por más que haya sido un intento de golpe, ese crimen está considerado un homicidio simple. Por ende, a los diez años prescribe. Eso tiene que ver con la formalidad: la Justicia lo declaró prescripto justamente por eso. Entonces, no avanzó la investigación. Por otro lado, creo que hay una cuestión de decisión política de hasta dónde se investigan o no los crímenes de la dictadura en Chile. Creo que, en ese sentido, Chile ha avanzado unos cuantos casilleros menos que Argentina.
–¿Qué hizo Allende cuando se enteró del asesinato?
–A la cámara la rescata la guardia personal de Allende, va a parar a la casa del presidente y ahí hay una pequeña disputa entre la Televisión Nacional de Chile y Chile Films, donde intercede directamente Allende que le entrega la cámara y la película a Chile Films pensando que ellos tenían mejores equipamientos para revelarla. Ese mismo día, a la noche y desde el balcón de La Moneda, Allende cita en su discurso a los muertos civiles, producto del Tanquetazo, y lo nombra a Leonardo como una persona que estaba ejerciendo su profesión y que había sido brutalmente asesinado. Lo que pasa es que en ese período era tanto lo que estaba sucediendo en Chile que, en poco tiempo, vino el golpe del 11 de septiembre y eso fue un pie tan grande que tapó este “pequeño” acontecimiento del 29 de junio.
–¿En qué consistió la disputa entre Televisión Nacional de Chile y Chile Films?
–Ninguno de ellos sabía hasta ese momento qué imágenes contenía la película que había dentro de la cámara. Estimaban que como había sido un corresponsal extranjero muerto por los militares, podía llegar a contener algo importante. Y yo creo que, para ambos, era como una especie de botín de guerra, en el sentido de que podían ser imágenes que les pudieran servir muy fuertemente para utilizarlas políticamente, como para demostrar la barbarie de los militares en contra de un gobierno constitucional. Y ahí se produjo una disputa, aunque los dos eran órganos del Estado, conducidos por personas vinculadas a Allende. Obviamente, cada uno de ellos quería tener la primicia de esa nota.
–La cinta llegó a conocerse gracias a que Eduardo Labarca, periodista de Chile Films, vio que los militares arrojaban la cámara a una alcantarilla, pero Henrichsen trabajaba para la Televisión Sueca. ¿Qué pasó con la Televisión Sueca en este asunto?
–Hay una serie de episodios muy confusos, algunas cosas que nunca se terminaron de dilucidar: principalmente cómo llegan esas imágenes a la televisión argentina, ya que fueron emitidas por Canal 11 y Canal 13. Finalmente, Allende se las entrega a Chile Films. Ese material era 16 mm color AGFA reversible y los laboratorios que tenía Chile Films no permitían el revelado de esa película. Viajan clandestinamente a Buenos Aires a los laboratorios Alex.
–¿Por qué clandestinamente?
–Porque Jan Sandquist, que era el jefe de Leonardo en la Televisión Sueca, se entera de que la película y la cámara están en propiedad de Chile Films. El tiene un contacto con el que en ese momento era el presidente de Chile Films, Coco Paredes. En ese contacto, Sandquist le dice: “Yo sé que ustedes tienen la cámara y la película y quisiera que me la devuelvan porque eso es propiedad de la Televisión Sueca. Leonardo era un empleado de la Televisión Sueca y estaba filmando para la Televisión Sueca”. Coco Paredes le miente y le dice que ellos no la tienen. Y eso, de alguna manera, está insinuado por Labarca, con esta idea de que ellos se sentían propietarios de esa imagen. Mientras tanto, viajan a Buenos Aires, se revela en Alex, vuelven a Santiago de Chile, descubren que contenía esa imagen y, a partir de esto, Chile Films le otorga un valor político y de denuncia muy fuerte que, en realidad, trascendía la lógica de la propiedad. Los términos con los que cada uno se disputa la propiedad de esa imagen tienen que ver con conceptos muy diferentes: para Chile Films ése era un elemento que ayudaba a denunciar un intento de golpe y la brutalidad de los militares contra el gobierno constitucional. Era como una segunda instancia la propiedad material de la cámara y de la película.
–¿Y cómo se llega a ver en Chile, en Argentina y en Suecia?
–Con el material de Leonardo y otro que ellos tenían registrado, Chile Films hace un noticiero triple. Los noticieros comunes de ellos duraban diez minutos, que eran los que se emitían en las salas de cine, antes de las películas, como Sucesos Argentinos acá. Como éste era un acontecimiento muy importante por todo lo que había sucedido a partir del Tanquetazo, decidieron hacer un noticiero triple de casi treinta minutos. Se estrenó en las salas de cine de Santiago el 24 de julio, casi un mes después. En todo ese período, todavía Jan Sandquist seguía reclamando la cámara y la película y Chile Films miraba para otro lado. Un día antes de que ese noticiero saliera a la luz, el presidente de Chile Films, Coco Paredes, se junta con Jan Sandquist, le cuenta finalmente que ellos sí tienen la cámara y la película y le entrega una copia del original. Esa copia, Jan la remite a Suecia. Y al día siguiente, sale en el noticiero en las salas de Chile. Solamente tiene dos pasadas, porque como había un juicio por el caso del Tanquetazo que estaba llevando adelante el fiscal Saavedra, que era de la Justicia Militar y a esa imagen la consideraban prueba, la incautan.
–¿Y en Argentina?
–Lo que nunca se pudo dilucidar (y yo lo investigué mucho) es qué día, cercano a ese 24 de julio, fueron emitidas esas imágenes por Canal 11 y Canal 13. Todo hace suponer que en alguno de los viajes que hubo, alguna copia salió –no sé de qué forma– para algunos de los canales. Otra cosa extraña es que esa película estaba anunciada para ser pasada por el 13 a las ocho de la noche. Y la iba a emitir el 13 porque Leonardo había hecho muchos trabajos desde una productora que él había conformado con otros socios para el 13. Habían hecho los exteriores de Rolando Rivas taxista y algunas otras telenovelas. El 13 lo anunció para las ocho de la noche y una hora antes, el 11, pasó la misma imagen. Fue todo un misterio y nunca llegamos a dilucidar cómo llegó al 11 y al 13.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-14716-2009-07-28.html
El 29 de junio de 1973 la ciudad de Santiago de Chile amaneció invadida por tanquetas conducidas por militares que intentaban derrocar al presidente constitucional Salvador Allende. Como es de público conocimiento, el del Tanquetazo fue un intento fallido, a diferencia del que sí logró su cometido el 11 de septiembre del mismo año, y que terminó aplastando al gobierno socialista elegido por la vía del voto popular. En el Tanquetazo murieron 22 civiles. Entre ellos, el camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen que estaba realizando la cobertura para la Televisión Sueca. Henrichsen, que tenía una destacada trayectoria como corresponsal, filmó su propia muerte. O mejor dicho, al asesino que le disparó. Sin embargo, nunca hubo justicia. Y esa imagen recorrió el mundo. Henrichsen fue baleado por uno de los integrantes de una patrulla militar, a cargo del cabo Héctor Hernán Bustamante Gómez, según investigó el periodista chileno Ernesto Carmona. A este respetado periodista se lo podrá ver explicando cómo llegó a esa conclusión a partir del jueves 6 de agosto, fecha de estreno del documental Imagen final, dirigido por Andrés Habegger, que indaga en la historia de este camarógrafo, en el suceso propiamente dicho y en todas las implicancias posteriores.
La idea de realizar Imagen final nació “de una conjunción de factores azarosos”, comenta Habegger en la entrevista con Página/12. Hace unos años, el cineasta estaba realizando un documental sobre el noticiero cinematográfico Sucesos Argentinos para el ciclo Visionarios, que se emitía por Canal 7. Durante el tiempo que duró la investigación, Habegger se contactó con numerosos ex trabajadores de Sucesos Argentinos (donde había trabajado Henrichsen). Uno de ellos, Reinaldo Peralta, se desempeñó como camarógrafo en el mismo período que Henrichsen. “La conversación previa con Reinaldo derivó mucho en Leonardo a partir de fotografías, con la particularidad de que Reinaldo, aparte de ser colega, era muy amigo y conservaba una copia en 16 mm de la película y el chaleco que tenía puesto Leonardo en el momento en que lo mataron”, relata Habegger. A partir de ahí, se puso manos a la obra. “Me llamaba la atención que siendo una imagen tan conocida en el momento en que circuló, no se había hecho ningún documental”, cuenta Habegger.
Imagen final conforma un triángulo compuesto por Argentina, Chile y Suecia. “Estas tres puntas tienen inevitablemente que ver con la historia de Leonardo: él era argentino, toda su vida profesional, familiar y demás la tuvo en Argentina. Los hechos centrales suceden en Chile y hay un período de tres años en los que Leonardo trabajó para la Televisión Sueca. Entonces, era un triángulo central a la hora de realizar un documental como lo queríamos hacer”, afirma Habegger. Tomando estos tres lugares para el desarrollo del film, Habegger sigue dos líneas: una más afectiva, donde la hermana y ex colegas lo recuerdan y cuentan situaciones compartidas. Allí aparece, entre otros, Reinaldo Peralta, quien señala que su amigo Henrichsen “era muy buen camarógrafo, detallista y perseverante, pero arriesgado”. En Chile se desarrolla la investigación de Ernesto Carmona, quien ya había realizado otra investigación periodística durante diez años. Carmona indaga en las huellas del viejo expediente de la Justicia Militar que, tras los hechos, había iniciado una causa para indagar sobre los motivos del alzamiento, pero con el golpe, todo quedó en la nada. Sin embargo, en el expediente Carmona encontró varias pistas que lo llevaron a señalar que Héctor Hernán Bustamente Gómez (que falleció después de terminado el documental) era el jefe de la patrulla y el que ordenó disparar a los conscriptos que estaban en la camioneta sobre la que enfocaba la cámara de Henrichsen. Carmona va en busca de los viejos conscriptos, pero la mayoría prefiere el silencio. En Chile también está Eduardo Labarca, el periodista de Chile Films que vio cuando los militares arrojaron la cámara a una alcantarilla. Labarca relata cómo se hizo para que esa imagen finalmente fuera vista.
En Suecia habla Jan Sandquist, periodista de la televisión local y jefe de Henrichsen. Al hombre se lo nota muy conmovido, sobre todo cuando recuerda que el camarógrafo era “mucho más que un compañero de trabajo. Era realmente mi mejor amigo”, dice. Y ofrece un valioso material de archivo, producto de haber compartido con Henrichsen coberturas de dieciséis golpes militares. Ese material inédito es una de las perlas de Imagen final, donde se ven, por ejemplo, imágenes a color de la Masacre de Ezeiza tomadas por Henrichsen, otras de Anastasio Somoza en Nicaragua y tomas de cuando fueron a filmar a las cárceles uruguayas, donde estaban presos los tupamaros. Pero en Suecia, también brinda su testimonio la periodista Gunilla Moli, quien estuvo al lado de Henrichsen en el momento en que sucedieron los hechos y cuenta con detalle cómo el camarógrafo que medía 1,90 metro la protegió para que no la mataran.
“Me interesaba, por un lado, la idea de restituirle a su autor la autoría de la imagen. En algún punto, la imagen había trascendido a su autor. De alguna manera, se comió a su autor. Entonces, me interesaba indagar quién estaba detrás de la cámara, quién había sido ese sujeto”, subraya Habegger. “Por otro lado, estaba la cuestión de la imagen como evidencia clara y brutal de un asesinato con el rostro del que dispara en primer plano y, sin embargo, ese rostro tampoco tenía un nombre.” Sobre ese nombre indaga Imagen final a través de Carmona. Vale destacar que la familia de Henrichsen presentó una denuncia en 2005 pero la Justicia chilena interpretó que la causa estaba prescripta y este asesinato no fue considerado delito de lesa humanidad.
–¿Cómo fue la reconstrucción del episodio?
–A la hora de reconstruir el hecho, empezamos el trabajo con Carmona, a partir de las fotocopias del expediente de la Justicia Militar que él conserva. Esa fue como nuestra “biblia”, porque ahí había muchos datos, aunque muy desorganizados. Una vez que empezamos a dar con pistas y que varias personas nombraran a Bustamente como el sujeto que estaba en la esquina del crimen, yo tuve mucha esperanza de reconstruir el caso con los conscriptos. Básicamente, porque supuse que en esa camioneta había un cabo y doce o trece conscriptos y que esos soldados que en ese momento tenían diecisiete o dieciocho años serían los más fáciles de contactar o los que más naturalmente se podrían volcar a hablar. Fundamentalmente, porque no estaban dentro de la estructura militar sino circunstancialmente, y después, seguramente habían terminado la colimba y elegido cualquier otra profesión. Ahí residía nuestro objetivo central. Los hechos y la película demuestran que lo que nosotros creíamos que podía ser una punta de lanza para la reconstrucción no hizo más que bloquear los datos y la información para reconstruir el caso. Sin embargo, esto es muy interesante para entender cómo se construyen las redes de pequeñas complicidades en las dictaduras latinoamericanas: no sólo de los grandes responsables militares sino también todas estas chiquitas complicidades que, por temor, por miedo, por inseguridad o por un cúmulo de razones, no terminan de poder abrirse. A nosotros no nos terminó aportando desde lo concreto pero, de alguna manera, sella un círculo invisible de silencio.
–La conclusión de la investigación de Carmona es que Héctor Hernán Bustamante Gómez fue el autor intelectual del crimen. ¿Nunca se llegó a certificar quién efectuó el disparo mortal?
–No. Después de la lectura de la autopsia, por el tipo de bala y por la dirección con la que entra, Carmona intuye que también pudo haber llegado a ser el autor material, además del intelectual. Pero eso es algo que no está corroborado. La película logra mucho más que la Justicia. No porque hayamos sido unos genios, sino porque la Justicia no hizo prácticamente nada. Pero este caso no era muy difícil de resolver. Si se pusiera un especialista en balística y dos o tres personas que indagaran en torno de la autopsia y del tipo de orificio que tenía Leonardo, no sería muy difícil descubrir quién fue el autor material.
–¿Y por qué cree que no se hace?
–Básicamente, hay una cuestión formal y burocrática que frenó el juicio y que tiene que ver con la prescripción. El asesinato de Leonardo ocurrió el 29 de junio de 1973 durante el período democrático de Allende y, por más que haya sido un intento de golpe, ese crimen está considerado un homicidio simple. Por ende, a los diez años prescribe. Eso tiene que ver con la formalidad: la Justicia lo declaró prescripto justamente por eso. Entonces, no avanzó la investigación. Por otro lado, creo que hay una cuestión de decisión política de hasta dónde se investigan o no los crímenes de la dictadura en Chile. Creo que, en ese sentido, Chile ha avanzado unos cuantos casilleros menos que Argentina.
–¿Qué hizo Allende cuando se enteró del asesinato?
–A la cámara la rescata la guardia personal de Allende, va a parar a la casa del presidente y ahí hay una pequeña disputa entre la Televisión Nacional de Chile y Chile Films, donde intercede directamente Allende que le entrega la cámara y la película a Chile Films pensando que ellos tenían mejores equipamientos para revelarla. Ese mismo día, a la noche y desde el balcón de La Moneda, Allende cita en su discurso a los muertos civiles, producto del Tanquetazo, y lo nombra a Leonardo como una persona que estaba ejerciendo su profesión y que había sido brutalmente asesinado. Lo que pasa es que en ese período era tanto lo que estaba sucediendo en Chile que, en poco tiempo, vino el golpe del 11 de septiembre y eso fue un pie tan grande que tapó este “pequeño” acontecimiento del 29 de junio.
–¿En qué consistió la disputa entre Televisión Nacional de Chile y Chile Films?
–Ninguno de ellos sabía hasta ese momento qué imágenes contenía la película que había dentro de la cámara. Estimaban que como había sido un corresponsal extranjero muerto por los militares, podía llegar a contener algo importante. Y yo creo que, para ambos, era como una especie de botín de guerra, en el sentido de que podían ser imágenes que les pudieran servir muy fuertemente para utilizarlas políticamente, como para demostrar la barbarie de los militares en contra de un gobierno constitucional. Y ahí se produjo una disputa, aunque los dos eran órganos del Estado, conducidos por personas vinculadas a Allende. Obviamente, cada uno de ellos quería tener la primicia de esa nota.
–La cinta llegó a conocerse gracias a que Eduardo Labarca, periodista de Chile Films, vio que los militares arrojaban la cámara a una alcantarilla, pero Henrichsen trabajaba para la Televisión Sueca. ¿Qué pasó con la Televisión Sueca en este asunto?
–Hay una serie de episodios muy confusos, algunas cosas que nunca se terminaron de dilucidar: principalmente cómo llegan esas imágenes a la televisión argentina, ya que fueron emitidas por Canal 11 y Canal 13. Finalmente, Allende se las entrega a Chile Films. Ese material era 16 mm color AGFA reversible y los laboratorios que tenía Chile Films no permitían el revelado de esa película. Viajan clandestinamente a Buenos Aires a los laboratorios Alex.
–¿Por qué clandestinamente?
–Porque Jan Sandquist, que era el jefe de Leonardo en la Televisión Sueca, se entera de que la película y la cámara están en propiedad de Chile Films. El tiene un contacto con el que en ese momento era el presidente de Chile Films, Coco Paredes. En ese contacto, Sandquist le dice: “Yo sé que ustedes tienen la cámara y la película y quisiera que me la devuelvan porque eso es propiedad de la Televisión Sueca. Leonardo era un empleado de la Televisión Sueca y estaba filmando para la Televisión Sueca”. Coco Paredes le miente y le dice que ellos no la tienen. Y eso, de alguna manera, está insinuado por Labarca, con esta idea de que ellos se sentían propietarios de esa imagen. Mientras tanto, viajan a Buenos Aires, se revela en Alex, vuelven a Santiago de Chile, descubren que contenía esa imagen y, a partir de esto, Chile Films le otorga un valor político y de denuncia muy fuerte que, en realidad, trascendía la lógica de la propiedad. Los términos con los que cada uno se disputa la propiedad de esa imagen tienen que ver con conceptos muy diferentes: para Chile Films ése era un elemento que ayudaba a denunciar un intento de golpe y la brutalidad de los militares contra el gobierno constitucional. Era como una segunda instancia la propiedad material de la cámara y de la película.
–¿Y cómo se llega a ver en Chile, en Argentina y en Suecia?
–Con el material de Leonardo y otro que ellos tenían registrado, Chile Films hace un noticiero triple. Los noticieros comunes de ellos duraban diez minutos, que eran los que se emitían en las salas de cine, antes de las películas, como Sucesos Argentinos acá. Como éste era un acontecimiento muy importante por todo lo que había sucedido a partir del Tanquetazo, decidieron hacer un noticiero triple de casi treinta minutos. Se estrenó en las salas de cine de Santiago el 24 de julio, casi un mes después. En todo ese período, todavía Jan Sandquist seguía reclamando la cámara y la película y Chile Films miraba para otro lado. Un día antes de que ese noticiero saliera a la luz, el presidente de Chile Films, Coco Paredes, se junta con Jan Sandquist, le cuenta finalmente que ellos sí tienen la cámara y la película y le entrega una copia del original. Esa copia, Jan la remite a Suecia. Y al día siguiente, sale en el noticiero en las salas de Chile. Solamente tiene dos pasadas, porque como había un juicio por el caso del Tanquetazo que estaba llevando adelante el fiscal Saavedra, que era de la Justicia Militar y a esa imagen la consideraban prueba, la incautan.
–¿Y en Argentina?
–Lo que nunca se pudo dilucidar (y yo lo investigué mucho) es qué día, cercano a ese 24 de julio, fueron emitidas esas imágenes por Canal 11 y Canal 13. Todo hace suponer que en alguno de los viajes que hubo, alguna copia salió –no sé de qué forma– para algunos de los canales. Otra cosa extraña es que esa película estaba anunciada para ser pasada por el 13 a las ocho de la noche. Y la iba a emitir el 13 porque Leonardo había hecho muchos trabajos desde una productora que él había conformado con otros socios para el 13. Habían hecho los exteriores de Rolando Rivas taxista y algunas otras telenovelas. El 13 lo anunció para las ocho de la noche y una hora antes, el 11, pasó la misma imagen. Fue todo un misterio y nunca llegamos a dilucidar cómo llegó al 11 y al 13.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-14716-2009-07-28.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
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lunes, 27 de julio de 2009
¿Desde cuándo Batman y Robin son peronistas?
Por: Alejandro Borensztein
Fuente: Arquitecto y productor de TV
Quién lo hubiera dicho, Compañeros De Narváez y Mauri. Hemos pasado de aquellos cálidos atardeceres en las playas puntaesteñas de Montoya, bebiendo caipiroskas, pasándonos Hawaiian Tropic por la espalda, chupeteando helados Conaprole y rodeados de las más lindas trolas del Río de la Plata, a esta realidad en la cual uno es casi el líder del PJ bonaerense y el otro es casi precandidato presidencial del Movimiento Nacional Justicialista. El General Perón, donde sea que esté, debe estar chocho.
Vuestra incisiva y justa preocupación por los temas de seguridad ya los van perfilando como los nuevos justicieros de la sociedad. Una especie de Batman y Robin de la política nacional. Por ahora completamente inútiles, especialmente De Narváez quien ya lleva 4 años como diputado y nada hizo sobre el asunto, aunque sí promete resolverlo cuando asuma la banca que, en realidad, ya tiene desde 2005. De todos modos, no se les puede reclamar mucho. Los Kirchner hace 6 años que están y, sobre este tema, tampoco lograron nada. Como a Mauri no le dan ni la guita ni la policía, tiene atenuantes. Para el Colo, habrá que ir inventándole alguno.
Ahora que Uds. están a punto de liderar el PJ en provincia y en nación, o por lo menos así lo pretenden, veo que hay cosas del peronismo que han aprendido rápidamente y otras en las que andan un poquito flojos.
Con las tradiciones peronistas ya se están familiarizando. En la tradicional contradicción de decir a veces una cosa y después hacer lo contrario (como Menem con el salariazo), venimos bastante bien. Un par de días antes de las elecciones, el Compañero Colorado declaró en el programa de Grondona que lo primero que debía hacer el gobierno, terminado el comicio, era poner en marcha, inmediatamente, una reforma política. Pero luego, cuando el gobierno lo convocó para dialogar sobre esa reforma política declaró: "Este tema no es prioritario. Hay que ocuparse de otras cosas." ¡Bien! Así me gusta. Vamos aprendiendo. Una sola advertencia: ahora hay programas muestran todo lo que se dice en la tele.
Otra tradición que se va cumpliendo es que, salvo cuando apareció Alfonsín y les dió una paliza inolvidable, el PJ se las ingenió para que en la vereda de enfrente siempre haya algo confuso, amorfo, insulso, gelatinoso, mutante, indefinido, poco confiable. Bingo. La mesa está servida: llegó Cobos.
En cambio, los veo un poco flojos con algunas de las famosas 20 verdades peronistas. Por ejemplo, la verdad número 1 dice: "La verdadera democracia defiende un solo interés: el del pueblo." Acá la pregunta es: ¿Qué es el pueblo? ¿Vieron esa gente que vive justo frente al lugar donde Mauri quiere hacer la gran obra del Central Park porteño, entre Figueroa Alcorta, Tagle, Libertador, etc.? ¿O los que caminan por esas hermosas nuevas veredas de Cañitas y Palermo? Bueno, esa es una parte del pueblo. Chiquita. Después están los otros. Los que van al Hospital Rivadavia. Ese hospital sobre el que hizo un documental el muy basura de Pino Solanas. Esos lugares que no tienen ni luz, ni agua, ni quirófano, ni nada, pero están llenos de pueblo. Esto tiene dos problemas: el primero es que ese pueblo es mucho más numeroso que el otro, y el segundo es que además, votan. Yo sé que una cosa no quita la otra y que hay que hacer tanto los parques y las veredas, como los hospitales. Pero hay prioridades. Compañero Mauri, no todo el mundo tiene Medicus.
La verdad número 4 dice: "No existe para el Peronismo más que una sola clase de hombres: los que trabajan". Caramba. Acá sí que estamos en problemas. Según Aníbal Fernández, Mauri es un vago y De Narváez no va nunca al Congreso. No creo que sea tan así. Alguna vez habrá ido. De todos modos, no me preocuparía demasiado. Todos sabemos que Aníbal es un poco exagerado. Alcanza sólo con ver lo que el ministro entiende por bigote.
Otra verdad complicadita es la 7: "Cuando un Peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca". Acá hay que disimular un poco porque la gente se va a avivar enseguida. Humildad y serenidad. Ojo que no tienen mucho margen. Agárrense fuerte a la baranda popular, porque a la primera fanfarroneada, se caen para el lado oligarca. Las telas de los trajes dicen más que los discursos.
Atenti con la verdad número 10: "Los dos brazos del peronismo son la Justicia Social y la Ayuda Social." ¿Cómo explicarles esto? Justicia Social es cuando De Narváez reclama que le saquen el 21% del IVA a los alimentos. Ayuda Social sería que De Narváez, cuando era el dueño de casa TIA, hubiera renunciado al 21% de la utilidad generada por la venta de alimentos. Igual, ahora es tarde. Ya vendimos. Lo que sí se podría hacer es un aporte voluntario. No se lo vamos a pedir a Mauri, porque ya sabemos cómo es el cartonero. Pero el colorado podría entregar el 21% de los 600 palos que cobró (unos 126 palitos verdes), con lo que se podrían arreglar y equipar varios hospitales. O comprar a Cristiano Ronaldo para que juegue en Boca. Lo que prefieran. No hace falta que les diga lo que haría yo, ahora que vendimos a Rodrigo Palacio.
En principio, corrigiendo estos detallecitos, la cosa puede andar bien. Tienen una ventaja: enfrente hay un gobierno muy extraño. Cuando hacen algo que está mal, mandan a poner la cara a sus mejores figuras (como Lousteau, Filmus, Ocaña, etc). Y cuando hacen algo que está bien, para explicarlo y defenderlo, suelen elegir al más idiota (acá prefiero no dar nombres).
Así las cosas, la película se va armando: Batman y Robin contra el Pingüino. Lilita podría hacer de Gatúbela, pero no se si pasa el casting.
Quizá la comparación con Batman y Robin no los favorezca demasiado. Si bien al final de cada capítulo atrapaban al Pingüino, en el capítulo siguiente éste siempre volvía a aparecer. Lo que demuestra que, o el pingüino era un piola bárbaro o el famoso dúo dinámico, en el fondo, eran dos papanatas con capa y antifaz. Por eso muchachos, vayan despacio y no se agranden. El camino que une la ficción con la realidad, suele tener vericuetos impensados.
Aprovechen la buena racha y el viento en la camiseta. Entrenen. Estudien. ¿Y si lo contratan a Cafiero como personal political trainer? (Antonio Cafiero, histórico y legendario baluarte del partido, ex ministro, ex legislador, ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, entre tantas otras cosas). Piénsenlo. Una horita de sano peronismo a la mañana, no les va a venir mal a ninguno de los dos. Póngale garra. Lean mucho. Apréndanse la marchita. Busquen la versión del gran Hugo que es la mejor de todas (Hugo del Carril, inolvidable ídolo de la canción popular e ícono del peronismo). Pueden comprarla en Musimundo. El Compañero Colo no va tener problema, y Mauri la puede garpar con tarjeta en 3 pagos sin intereses.
Prepárense que ahora se viene la misión más dura: enfrentar a la Big Band. Saquen pecho, vayan tranquilitos y convenzan a Duhalde, a los gobernadores del PJ, a los barones del conurbano y a los gordos de la CGT, que ustedes son dos soldados de Perón y que llevan en sus oídos la más maravillosa música. Una pavada.
Eso si, por favor pongan cámaras para trasmitir las reuniones. Nadie va a querer perderse el show. A propósito. ¿No me venderían los derechos para televisión abierta?
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
Fuente: Arquitecto y productor de TV
Quién lo hubiera dicho, Compañeros De Narváez y Mauri. Hemos pasado de aquellos cálidos atardeceres en las playas puntaesteñas de Montoya, bebiendo caipiroskas, pasándonos Hawaiian Tropic por la espalda, chupeteando helados Conaprole y rodeados de las más lindas trolas del Río de la Plata, a esta realidad en la cual uno es casi el líder del PJ bonaerense y el otro es casi precandidato presidencial del Movimiento Nacional Justicialista. El General Perón, donde sea que esté, debe estar chocho.
Vuestra incisiva y justa preocupación por los temas de seguridad ya los van perfilando como los nuevos justicieros de la sociedad. Una especie de Batman y Robin de la política nacional. Por ahora completamente inútiles, especialmente De Narváez quien ya lleva 4 años como diputado y nada hizo sobre el asunto, aunque sí promete resolverlo cuando asuma la banca que, en realidad, ya tiene desde 2005. De todos modos, no se les puede reclamar mucho. Los Kirchner hace 6 años que están y, sobre este tema, tampoco lograron nada. Como a Mauri no le dan ni la guita ni la policía, tiene atenuantes. Para el Colo, habrá que ir inventándole alguno.
Ahora que Uds. están a punto de liderar el PJ en provincia y en nación, o por lo menos así lo pretenden, veo que hay cosas del peronismo que han aprendido rápidamente y otras en las que andan un poquito flojos.
Con las tradiciones peronistas ya se están familiarizando. En la tradicional contradicción de decir a veces una cosa y después hacer lo contrario (como Menem con el salariazo), venimos bastante bien. Un par de días antes de las elecciones, el Compañero Colorado declaró en el programa de Grondona que lo primero que debía hacer el gobierno, terminado el comicio, era poner en marcha, inmediatamente, una reforma política. Pero luego, cuando el gobierno lo convocó para dialogar sobre esa reforma política declaró: "Este tema no es prioritario. Hay que ocuparse de otras cosas." ¡Bien! Así me gusta. Vamos aprendiendo. Una sola advertencia: ahora hay programas muestran todo lo que se dice en la tele.
Otra tradición que se va cumpliendo es que, salvo cuando apareció Alfonsín y les dió una paliza inolvidable, el PJ se las ingenió para que en la vereda de enfrente siempre haya algo confuso, amorfo, insulso, gelatinoso, mutante, indefinido, poco confiable. Bingo. La mesa está servida: llegó Cobos.
En cambio, los veo un poco flojos con algunas de las famosas 20 verdades peronistas. Por ejemplo, la verdad número 1 dice: "La verdadera democracia defiende un solo interés: el del pueblo." Acá la pregunta es: ¿Qué es el pueblo? ¿Vieron esa gente que vive justo frente al lugar donde Mauri quiere hacer la gran obra del Central Park porteño, entre Figueroa Alcorta, Tagle, Libertador, etc.? ¿O los que caminan por esas hermosas nuevas veredas de Cañitas y Palermo? Bueno, esa es una parte del pueblo. Chiquita. Después están los otros. Los que van al Hospital Rivadavia. Ese hospital sobre el que hizo un documental el muy basura de Pino Solanas. Esos lugares que no tienen ni luz, ni agua, ni quirófano, ni nada, pero están llenos de pueblo. Esto tiene dos problemas: el primero es que ese pueblo es mucho más numeroso que el otro, y el segundo es que además, votan. Yo sé que una cosa no quita la otra y que hay que hacer tanto los parques y las veredas, como los hospitales. Pero hay prioridades. Compañero Mauri, no todo el mundo tiene Medicus.
La verdad número 4 dice: "No existe para el Peronismo más que una sola clase de hombres: los que trabajan". Caramba. Acá sí que estamos en problemas. Según Aníbal Fernández, Mauri es un vago y De Narváez no va nunca al Congreso. No creo que sea tan así. Alguna vez habrá ido. De todos modos, no me preocuparía demasiado. Todos sabemos que Aníbal es un poco exagerado. Alcanza sólo con ver lo que el ministro entiende por bigote.
Otra verdad complicadita es la 7: "Cuando un Peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca". Acá hay que disimular un poco porque la gente se va a avivar enseguida. Humildad y serenidad. Ojo que no tienen mucho margen. Agárrense fuerte a la baranda popular, porque a la primera fanfarroneada, se caen para el lado oligarca. Las telas de los trajes dicen más que los discursos.
Atenti con la verdad número 10: "Los dos brazos del peronismo son la Justicia Social y la Ayuda Social." ¿Cómo explicarles esto? Justicia Social es cuando De Narváez reclama que le saquen el 21% del IVA a los alimentos. Ayuda Social sería que De Narváez, cuando era el dueño de casa TIA, hubiera renunciado al 21% de la utilidad generada por la venta de alimentos. Igual, ahora es tarde. Ya vendimos. Lo que sí se podría hacer es un aporte voluntario. No se lo vamos a pedir a Mauri, porque ya sabemos cómo es el cartonero. Pero el colorado podría entregar el 21% de los 600 palos que cobró (unos 126 palitos verdes), con lo que se podrían arreglar y equipar varios hospitales. O comprar a Cristiano Ronaldo para que juegue en Boca. Lo que prefieran. No hace falta que les diga lo que haría yo, ahora que vendimos a Rodrigo Palacio.
En principio, corrigiendo estos detallecitos, la cosa puede andar bien. Tienen una ventaja: enfrente hay un gobierno muy extraño. Cuando hacen algo que está mal, mandan a poner la cara a sus mejores figuras (como Lousteau, Filmus, Ocaña, etc). Y cuando hacen algo que está bien, para explicarlo y defenderlo, suelen elegir al más idiota (acá prefiero no dar nombres).
Así las cosas, la película se va armando: Batman y Robin contra el Pingüino. Lilita podría hacer de Gatúbela, pero no se si pasa el casting.
Quizá la comparación con Batman y Robin no los favorezca demasiado. Si bien al final de cada capítulo atrapaban al Pingüino, en el capítulo siguiente éste siempre volvía a aparecer. Lo que demuestra que, o el pingüino era un piola bárbaro o el famoso dúo dinámico, en el fondo, eran dos papanatas con capa y antifaz. Por eso muchachos, vayan despacio y no se agranden. El camino que une la ficción con la realidad, suele tener vericuetos impensados.
Aprovechen la buena racha y el viento en la camiseta. Entrenen. Estudien. ¿Y si lo contratan a Cafiero como personal political trainer? (Antonio Cafiero, histórico y legendario baluarte del partido, ex ministro, ex legislador, ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, entre tantas otras cosas). Piénsenlo. Una horita de sano peronismo a la mañana, no les va a venir mal a ninguno de los dos. Póngale garra. Lean mucho. Apréndanse la marchita. Busquen la versión del gran Hugo que es la mejor de todas (Hugo del Carril, inolvidable ídolo de la canción popular e ícono del peronismo). Pueden comprarla en Musimundo. El Compañero Colo no va tener problema, y Mauri la puede garpar con tarjeta en 3 pagos sin intereses.
Prepárense que ahora se viene la misión más dura: enfrentar a la Big Band. Saquen pecho, vayan tranquilitos y convenzan a Duhalde, a los gobernadores del PJ, a los barones del conurbano y a los gordos de la CGT, que ustedes son dos soldados de Perón y que llevan en sus oídos la más maravillosa música. Una pavada.
Eso si, por favor pongan cámaras para trasmitir las reuniones. Nadie va a querer perderse el show. A propósito. ¿No me venderían los derechos para televisión abierta?
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Cel.: 0299-155812820.
Borrá esas cadenas de mails
La entidad aclara que los mails que llegan en cadena pidiendo solidaridad para encontrar un chico perdido nunca dieron resultado. Pero, además, los expertos las definen como archivos que proveen información sobre la máquina y las contraseñas. Recomiendan borrarlas.
Por Pedro Lipcovich
Ese mail, que llega por cadena solidaria, que nos presenta la carita de un chico perdido, que sólo nos pide reenviarlo para contribuir, aunque sea un poquito, a que aparezca, ese mail que nos conmueve, ése... lo mejor es borrarlo. Así lo pide, y lo explica, la entidad Missing Children, además de aclarar que “nunca, jamás, las cadenas de mails sirvieron para que apareciera un solo chico perdido”. Estas cadenas “solidarias” diseminan, sin autorización, fotos de menores de edad, que en muchos casos hace años ya fueron recuperados por sus padres, y contribuyen a generar “una exagerada sensación de inseguridad”, observó la presidenta de esa ONG. Especialistas en seguridad informática explicaron a este diario cómo las cadenas de mail suelen ser, en realidad, “instrumentos de análisis de mercado”, que permiten detectar las actitudes de los distintos usuarios, captar sus direcciones de mail e inducirlos a aprovechadas “donaciones”. Y sugirieron recursos para prevenirse de estas trampas.
La organización Missing Children, dedicada a la búsqueda de niños perdidos, emitió un comunicado para aclarar que “nunca envía ni promueve cadenas de correos electrónicos”. Y recomienda “cortar la cadena de reenvíos, para evitar así difundir información que confunda”. Esto vale aun para “la mayoría de estos correos, que son hechos de buena fe”, y con más razón para los que “son utilizados con otros fines, como hoaxes (falsas informaciones) o para dirimir conflictos entre partes litigantes de una familia”. En todo caso, “de los más de 3200 chicos encontrados, ninguno fue por ser vista su fotografía en una cadena de mail”, advierte Missing Children.
Por ejemplo, “un chiquito había estado un solo día fuera de su casa, por un conflicto familiar, en 2005: desde entonces, su fotografía sigue circulando en cadenas de mail –contó Lidia Grichener, presidenta de Missing Children–. Muchas fotos de chicos que aparecen en cadenas se difunden sin autorización judicial o de los responsables del menor”.
“En algunos casos, sucedió que el padre o la madre se llevaran al chico y el otro progenitor lanza a circular la cadena de mails, con lo cual la imagen de la criatura se utiliza como elemento en un conflicto entre los padres. En otros casos, sí, efectivamente el chico está perdido y los padres intentan el recurso de la cadena de mails: es comprensible que lo hagan, en su desesperación. Pero, en nuestra experiencia, jamás se encontró un chico por una cadena de mails”, advirtió Grichener.
“Además –agregó la titular de Missing Children–, la proliferación de estas cadenas genera una idea de inseguridad, de caos, de que todos los chicos se pierden; hay gente que nos llama a partir de esta sensación, que da una falsa dimensión del problema. Una de las cadenas que circulan presenta una cantidad de fotos de chicos y afirma que están apresados ‘en redes de trata’: la mayoría son chicos que ya aparecieron hace mucho; también figura una chica que apareció muerta pero no por un tema de trata. Claro que la trata existe pero sólo se la puede enfrentar a partir de información verídica.”
Mi compu me engaña
“Muchas cadenas de mail son, en realidad, instrumentos de análisis de mercado –sostiene Arturo Busleiman, consultor en seguridad informática–: el hecho de que alguien reenvíe un mail sobre chicos perdidos, sin haber verificado la información, ofrece un dato sobre los intereses y las actitudes de esa persona. Si otra persona presta atención a una cadena de chistes, o de esoterismo, o a ‘las mejores fotos de trolas’, se ubica en determinadas categorías: se trata de armar bases de datos de gente alineada con ciertas temáticas. Estas bases de datos tienen valor comercial y se utilizarán para producir spam.”
En muchos casos, las cadenas orientan al receptor a determinados sitios de Internet: “Por ejemplo, para ingresar ‘donaciones’. Después de recibir por varias vías una cadena con alto contenido emocional, una persona puede estar dispuesta a consignar los datos de su tarjeta de crédito”, observó Busleiman.
Pero, el que diseñó la cadena, ¿cómo puede recibir información sobre los sucesivos destinatarios? “Los mail que se abren como HTML ofrecen al primer emisor la posibilidad de hacer seguimiento”, contó el consultor, y recomendó usar “el programa para correo electrónico llamado Thunderbird, que es gratuito en la web y se agrega a los correos ya existentes, sin sustituirlos: este programa permite la opción ‘HTML simplificado’, que impide ese seguimiento; también ofrece opciones para detección de cadenas y de phishing (envío a páginas engañosas que solicitan información del usuario)”.
Hugo Scolnik –titular del Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA– recordó que “las direcciones de mail, que pueden obtenerse mediante estas cadenas, se compran y se venden: en Internet hay ‘supermercados’ donde se comercializan de a miles”. Advirtió también que “en los mensajes, especialmente en las imágenes que puedan contener, pueden ir incrustados virus, que dañan los programas o destruyen el disco rígido, o también troyanos, que inadvertidamente toman control de la máquina, generalmente con fines de obtener información”.
El usuario puede no advertir la presencia de estos “códigos maliciosos”, ya que, observó Scolnik, “muchos usuarios no usan firewalls: entonces, es muy fácil hackear la máquina”. El especialista de la UBA advirtió que “hoy existen programas que examinan miles de direcciones de Internet y le entregan al hacker un mapa completo de la vulnerabilidad de cada una”. El usuario no suele enterarse porque “habitualmente, el hacker entra en la máquina, la revisa y, si no encuentra nada que le interese, se va sin dejar rastros”. Pero a veces encuentra datos que le interesan, por ejemplo passwords.
Scolnik sugiere “desactivar el firewall que viene con el Windows, que, por ejemplo, no va a revelar el hecho de que “el programa Microsoft Word se comunica permanentemente con Microsoft para dar información sobre el usuario, con propósitos comerciales”. En cambio, recomienda “un firewall gratuito como el Zone Alarm que se descarga desde la web en español. Una vez instalado, este programa le revelará al usuario qué programas están intercambiando información vinculada con su máquina y le preguntará qué hacer en cada caso. Si el programa en cuestión es el antivirus, está bien habilitar el intercambio, que permite su actualización periódica, pero es probable que el usuario se sorprenda al enterarse de cuántos programas intercambian información desde su máquina sin que él lo sepa”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-128918-2009-07-27.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
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Por Pedro Lipcovich
Ese mail, que llega por cadena solidaria, que nos presenta la carita de un chico perdido, que sólo nos pide reenviarlo para contribuir, aunque sea un poquito, a que aparezca, ese mail que nos conmueve, ése... lo mejor es borrarlo. Así lo pide, y lo explica, la entidad Missing Children, además de aclarar que “nunca, jamás, las cadenas de mails sirvieron para que apareciera un solo chico perdido”. Estas cadenas “solidarias” diseminan, sin autorización, fotos de menores de edad, que en muchos casos hace años ya fueron recuperados por sus padres, y contribuyen a generar “una exagerada sensación de inseguridad”, observó la presidenta de esa ONG. Especialistas en seguridad informática explicaron a este diario cómo las cadenas de mail suelen ser, en realidad, “instrumentos de análisis de mercado”, que permiten detectar las actitudes de los distintos usuarios, captar sus direcciones de mail e inducirlos a aprovechadas “donaciones”. Y sugirieron recursos para prevenirse de estas trampas.
La organización Missing Children, dedicada a la búsqueda de niños perdidos, emitió un comunicado para aclarar que “nunca envía ni promueve cadenas de correos electrónicos”. Y recomienda “cortar la cadena de reenvíos, para evitar así difundir información que confunda”. Esto vale aun para “la mayoría de estos correos, que son hechos de buena fe”, y con más razón para los que “son utilizados con otros fines, como hoaxes (falsas informaciones) o para dirimir conflictos entre partes litigantes de una familia”. En todo caso, “de los más de 3200 chicos encontrados, ninguno fue por ser vista su fotografía en una cadena de mail”, advierte Missing Children.
Por ejemplo, “un chiquito había estado un solo día fuera de su casa, por un conflicto familiar, en 2005: desde entonces, su fotografía sigue circulando en cadenas de mail –contó Lidia Grichener, presidenta de Missing Children–. Muchas fotos de chicos que aparecen en cadenas se difunden sin autorización judicial o de los responsables del menor”.
“En algunos casos, sucedió que el padre o la madre se llevaran al chico y el otro progenitor lanza a circular la cadena de mails, con lo cual la imagen de la criatura se utiliza como elemento en un conflicto entre los padres. En otros casos, sí, efectivamente el chico está perdido y los padres intentan el recurso de la cadena de mails: es comprensible que lo hagan, en su desesperación. Pero, en nuestra experiencia, jamás se encontró un chico por una cadena de mails”, advirtió Grichener.
“Además –agregó la titular de Missing Children–, la proliferación de estas cadenas genera una idea de inseguridad, de caos, de que todos los chicos se pierden; hay gente que nos llama a partir de esta sensación, que da una falsa dimensión del problema. Una de las cadenas que circulan presenta una cantidad de fotos de chicos y afirma que están apresados ‘en redes de trata’: la mayoría son chicos que ya aparecieron hace mucho; también figura una chica que apareció muerta pero no por un tema de trata. Claro que la trata existe pero sólo se la puede enfrentar a partir de información verídica.”
Mi compu me engaña
“Muchas cadenas de mail son, en realidad, instrumentos de análisis de mercado –sostiene Arturo Busleiman, consultor en seguridad informática–: el hecho de que alguien reenvíe un mail sobre chicos perdidos, sin haber verificado la información, ofrece un dato sobre los intereses y las actitudes de esa persona. Si otra persona presta atención a una cadena de chistes, o de esoterismo, o a ‘las mejores fotos de trolas’, se ubica en determinadas categorías: se trata de armar bases de datos de gente alineada con ciertas temáticas. Estas bases de datos tienen valor comercial y se utilizarán para producir spam.”
En muchos casos, las cadenas orientan al receptor a determinados sitios de Internet: “Por ejemplo, para ingresar ‘donaciones’. Después de recibir por varias vías una cadena con alto contenido emocional, una persona puede estar dispuesta a consignar los datos de su tarjeta de crédito”, observó Busleiman.
Pero, el que diseñó la cadena, ¿cómo puede recibir información sobre los sucesivos destinatarios? “Los mail que se abren como HTML ofrecen al primer emisor la posibilidad de hacer seguimiento”, contó el consultor, y recomendó usar “el programa para correo electrónico llamado Thunderbird, que es gratuito en la web y se agrega a los correos ya existentes, sin sustituirlos: este programa permite la opción ‘HTML simplificado’, que impide ese seguimiento; también ofrece opciones para detección de cadenas y de phishing (envío a páginas engañosas que solicitan información del usuario)”.
Hugo Scolnik –titular del Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA– recordó que “las direcciones de mail, que pueden obtenerse mediante estas cadenas, se compran y se venden: en Internet hay ‘supermercados’ donde se comercializan de a miles”. Advirtió también que “en los mensajes, especialmente en las imágenes que puedan contener, pueden ir incrustados virus, que dañan los programas o destruyen el disco rígido, o también troyanos, que inadvertidamente toman control de la máquina, generalmente con fines de obtener información”.
El usuario puede no advertir la presencia de estos “códigos maliciosos”, ya que, observó Scolnik, “muchos usuarios no usan firewalls: entonces, es muy fácil hackear la máquina”. El especialista de la UBA advirtió que “hoy existen programas que examinan miles de direcciones de Internet y le entregan al hacker un mapa completo de la vulnerabilidad de cada una”. El usuario no suele enterarse porque “habitualmente, el hacker entra en la máquina, la revisa y, si no encuentra nada que le interese, se va sin dejar rastros”. Pero a veces encuentra datos que le interesan, por ejemplo passwords.
Scolnik sugiere “desactivar el firewall que viene con el Windows, que, por ejemplo, no va a revelar el hecho de que “el programa Microsoft Word se comunica permanentemente con Microsoft para dar información sobre el usuario, con propósitos comerciales”. En cambio, recomienda “un firewall gratuito como el Zone Alarm que se descarga desde la web en español. Una vez instalado, este programa le revelará al usuario qué programas están intercambiando información vinculada con su máquina y le preguntará qué hacer en cada caso. Si el programa en cuestión es el antivirus, está bien habilitar el intercambio, que permite su actualización periódica, pero es probable que el usuario se sorprenda al enterarse de cuántos programas intercambian información desde su máquina sin que él lo sepa”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-128918-2009-07-27.html
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domingo, 26 de julio de 2009
Encierro y paranoia en la pantalla
Mientras la ola de frío, la pandemia de gripe y las vacaciones extendidas imponen quedarse puertas adentro, películas como Haze, El cubo, Hostel y REC, Tape y Enemigo mío son comentarios oportunos sobre el contexto actual.
Por Facundo García
“Los lamentos de los pobres eran desgarradores (...) Fueron aniquilados por la desgracia que sobrevino después, pudiendo decirse que perecieron, no por la peste misma, sino por sus consecuencias.” Daniel Defoe, Diario del año de la peste, 1722.
Pánico. Temor. Niños desordenando el living. Todo confluye para que el laburante se las vea en figuritas al momento de encontrar entretenimientos en el siempre acotado espacio de su hogar. Ahora, como si las vacaciones alargadas y la paranoia ante la gripe H1N1 no fueran suficientes, llegó una ola de frío. Antes de salir hay que pensarlo dos veces, y a más de uno ya le empieza a preocupar más la convivencia forzada que la pandemia mundial. Pero a no desesperar: el cine puede ofrecer lecciones interesantes para salir del paso. Y ya que hay tantos motivos para volverse loco como para arrellanarse en un rincón con el mate y los DVD, ¿por qué no intentar un recorrido por films que hayan trabajado el problema de habitar espacios reducidos?
Si hay sensación de encierro, tal vez la solución esté en empezar a disfrutarla. Para eso hay perlas que parecen mandadas a hacer. Haze (Shinya Tsukamoto, 2005) ubica en escena a un hombre que se despierta en un túnel de cemento y metal. No hay luz, ni teléfono, ni ventanas, y no sabe por qué ha ido a parar ahí. Con esas piezas Tsukamoto propone pasar por “una experiencia que recupere la sensación de dolor físico real”, y elimine “el embotamiento de los sentidos que trae aparejada la era de Internet”. Menos de cincuenta minutos le bastan a este demente de ojos rasgados para despertar la desesperación de cualquier espectador; con escenas memorables como aquélla en la que el túnel se vuelve angostísimo y el protagonista debe avanzar con la boca abierta y los dientes chirriando contra un hierro.
El cubo (Vicenzo Natali, 1997) es otra joya de culto que arranca con casi el mismo argumento. La apertura es imposible de olvidar –un hombre cortado en cubos, nada menos–; e inmediatamente abre paso a las aventuras de cinco prisioneros muy disímiles que buscan la salida de una gigantesca construcción llena de trampas. Tampoco aquí se dan las razones del cautiverio. Y la verdad que mucho no importa, ya que su condición es tan perturbadora que lo único que intriga es cómo van a hacer para salir. Natali apela a una identificación primaria con el cuerpo de los personajes, sin dar muchas explicaciones. Una lección que, entre otros, aprendió James Wan para hacer la primera entrega de El juego del miedo (Saw, 2004).
Sin embargo El cubo desliza otra certeza, relacionada con el contacto entre gente de diferentes palos: si la proximidad dura más de lo calculado, no hay modo de disimular las pasiones. Dustin Hoffman dio dos obras maestras que refuerzan esa evidencia, la olvidada Perros de paja (Sam Peckinpah, 1971) –un buceo psicológico digno de David Cronenberg– y la magistral tragedia sociológica/gay Tarde de perros (Sidney Lumet, 1975). Ambas son absolutamente recomendables para una tarde de sofá. ¿Y qué decir de esa sorpresa británica llamada The Descent (Neil Marshall, 2005)? Un grupo de mujeres decide ir de excursión a una cueva y se produce un derrumbe que las deja atrapadas, lo que despierta el apetito de una horda de humanoides que quiere convertirlas en almuerzo. Para colmo, se empiezan a generar internas entre las chicas, y esa ensalada de variables contribuye a alimentar un timing infartante.
La ópera prima del estadounidense Eli Roth, Cabin Fever, les sigue los pasos a cinco universitarios que intentan vacacionar en una cabaña, pero se contagian de una infección que les da una apariencia espantosa. “Al final nadie muere por la enfermedad, sino que se matan entre ellos porque empiezan a odiarse entre sí. No hay ‘asesino’ tipo Freddy o Jason. Los asesinos son, en cierta medida, todos”, opinó el artista.
Cerca en el calendario, la española REC (Jaume Balagueró, 2007) y su pasable remake Cuarentena (John Erick Dowdle, 2008) hacen foco en un edificio donde un extraño brote de rabia ha prendido en los seres humanos, lo que insta a las autoridades a formar un cerco policial que no deja escapar ni siquiera a los que aún están sanos. Para quienes aman la estética indie, Tape (Richard Linklater, 2001) representa una muestra de lo que puede pasar si viejos amores del secundario se reúnen en la pieza de un hotel después de diez años. Deja la sospecha de que más que terminar, los grandes romances de la vida se van superponiendo.
En ocasiones, la coexistencia prolongada dentro de un clima opresivo termina por cambiar el modo de pensar de los involucrados. Enemigo mío (Wolfgang Petersen, 1985) es una clase B que fue colándose paulatinamente en el panteón freak, e ilustra estas modificaciones a través de dos náufragos espaciales que se encuentran en un planeta lejano. Uno es un humano y el otro. un guerrero extraterrestre que además de ser hermafrodita (¿!) es más feo que una verruga. Dennis Quaid interpretó al hombre, mientras que al pobre Louis Gossett le tocó la difícil tarea de hacer de alien autoembarazado, circunstancia que enternece la relación y sienta las bases para que la lucha entre adversarios se convierta en la semilla de una familia interestelar. Si eso no es cambio...
En un registro completamente opuesto, Doce hombres en pugna (Sidney Lumet, 1957) conquista por su propio peso un rinconcito en esta enumeración claustrofóbica. Los integrantes de un jurado se reúnen la noche anterior al veredicto para unificar posturas. El acusado es un pibe pobre y todas las pruebas parecen indicar que es culpable. Al menos así piensan once de los doce tipos de la sala. Afuera, sólo el silencio y el ruido de la lluvia. De pronto, uno de los asistentes rompe la unanimidad, invita a considerar factores que no se han tenido en cuenta y poco a poco –mientras el aguacero continúa y la puerta no se abre– logra que el dictamen vaya modificándose en una carrera contrarreloj.
A nivel local, el tema de la dictadura argentina suele generar tramas especialmente opresivas, y Crónica de una fuga (Adrián Caetano, 2006) probablemente está entre las más logradas. Se basa en el relato autobiográfico que Claudio Tamburrini, sobreviviente de la Mansión Seré, vertió en su libro Pase libre. Caetano no les tuvo miedo a los recursos de género y logró mantener en pie verosimilitud y denuncia política. El encierro, evidentemente, da pie para abordar grandes temas.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-14688-2009-07-26.html
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sábado, 25 de julio de 2009
EN APOYO DEL PUEBLO Y EL GOBIERNO CONSTITUCIONAL DE MANUEL ZELAYA EN HONDURAS
Buenos Aires, Argentina, 25 de julio de 2009
El repudiable golpe cívico militar en Honduras, perpetrado contra el digno pueblo catracho y el gobierno constitucional del Presidente Manuel Zelaya, es también un golpe a las condiciones de institucionalización democrática y popular que hoy predominan en América Latina.
Sus ejecutores y sus mandantes son parte de la vieja tradición golpista y autoritaria que asolara al continente en décadas pasadas. Ahí están los que mantienen una estrecha relación y dependencia con los halcones norteamericanos, las grandes fortunas familiares, los medios de comunicación alquilados por los poderosos, los narcotraficantes, la cúpula eclesiástica que los bendice y todos aquellos que, con su silencio cómplice, alientan un regreso de la nación hondureña al redil de los dominados. Se trata de la faz más terrible y salvaje de la derecha continental, aquella que ya intentara golpear a los gobiernos de Hugo Chávez y de Evo Morales y que, de modos más encubiertos, insiste en desgastar a las experiencias democráticas y populares en distintos países instalando, con gradaciones diversas, una misma situación destituyente. En el mismo sentido, se inscribe el retaceo, la parcialización, la minimización y la tendenciosidad de la información distribuida por los grandes medios internacionales y nacionales que impide a las grandes mayorías enterarse de lo que realmente le está ocurriendo al hermano pueblo hondureño.
Saludamos la inmediata y directa participación de varios mandatarios de la región, entre quienes se encuentra la Presidenta de los argentinos, así como el papel que ellos cumplieran en la resolución adoptada por la OEA y ahora en la reunión del Mercosur. Pero la barbarie de los golpistas hondureños, que ya ha cobrado vidas y decenas de heridos entre el pueblo pacífico y desarmado, ha impedido el retorno efectivo del Presidente Zelaya a su país. También impiden dicho retorno las recientes amonestaciones explicitadas por la diplomacia norteamericana que, en definitiva, continúa legitimando la existencia de “dos partes” en conflicto.
Por ello, debe haber un claro e inequívoco pronunciamiento de todos los bloques parlamentarios, los partidos políticos, las centrales sindicales, los movimientos sociales, las agrupaciones estudiantiles, los dignatarios de todos los credos y aun los representantes de las organizaciones patronales. Nadie en la Argentina debería permanecer al margen de la solidaridad activa con el pueblo y el gobierno constitucional de Honduras, so pena de apañar la barbarie con una actitud equívoca y especuladora. De hecho, quienes en esta hora dramática de las democracias del continente optan por el silencio o la crítica oblicua, asumen una muy concreta responsabilidad en contra de los intereses reales de la inmensa mayoría de los argentinos.-
Espacio Carta Abierta.
Pase lo que pase después
Por Sandra Russo
Esta semana en TN pasaban en cada tanda una promo del programa de María Laura Santillán. Aunque nunca lo vi, en otras promos pude ver que ese programa, Argentina para Armar, tiene invitados variopintos, que ésa es por otra parte su lógica, puesto que es algo así como un programa de diálogos. Pero en la promo de esta semana la periodista hacía una pregunta que respondía Luis Juez, y el motivo de la elección de ese fragmento supongo que se debía a la respuesta, muy “vendedora”. Juez decía: “Hay que ir (al diálogo) porque Kirchner quiere que no vayamos. Hay que ir porque la gente quiere que dialoguemos”.
Lo pasaron tanto que me quedó repicando en la cabeza no la respuesta, sino la pregunta de la periodista, que era en rigor una afirmación, aunque debe haber retomado algo ya dicho en la mesa: “Hay que ir (al diálogo). Pase lo que pase después”. La que me quedó repicando, naturalmente, es la segunda parte.
¿Qué puede pasar “después”? ¿Cuándo llega “después”? ¿Tiene una ubicación temporal colectiva ese “después”?
¿Y qué se entiende por “pase lo que pase”? ¿Cuánta amplitud tiene ese “pase lo que pase”? ¿Qué zonas del imaginario colectivo activa ese “pase lo que pase”? ¿Será dar por sentado que el diálogo que propone el Gobierno es una mera artimaña? ¿Será que se tomará como una artimaña el hecho de que la Presidenta dialogue pero luego decida ella las políticas futuras, como por otra parte es lógico? ¿Será que tácitamente se presume que el que gana las elecciones legislativas tiene no sólo un escenario parlamentario favorable sino también potestad cuasi presidencial? ¿O será que quizá el mandato no termine? ¿O será que el “después” y su “pase lo que pase” abre el paraguas para otra cosa?
En el discurso hegemónico de los grandes medios, que emerge claramente como un nuevo poder poselectoral sobre el que nadie dice ni mu, por momentos hay desnudez. Debería poder hacerse un análisis o una lectura del 28J que incluya a todos los actores de las elecciones. No sólo ganó la derecha política. También sus esponsors periodísticos. ¿O son los políticos los esponsors de los grandes medios?
En toda América latina los grandes medios están desarrollando un papel unívoco y orquestado. La reacción conservadora de diversos grados que asoma en toda la región tiene a los medios privados como gran soporte de uno de los dos nuevos relatos latinoamericanos. Porque volvió la historia, amigos. La que Fukuyama había declarado agónica, la que quedó conectada a un respirador artificial durante una larga década de saqueo y de instalación del modelo que ya sabemos. La historia que nunca terminó de morir volvió a la región vigorosamente y en un hecho que es más concreto que cualquier fe: nueve gobiernos. Se incluye en esos nueve al de Honduras, que ahora y después del golpe está en la resistencia.
Resistencia es una palabra que habíamos dejado de usar. Yo misma formé parte, me acaba de venir a la cabeza, del Movimiento Argentina Resiste, un grupo con mayoría de teatristas que, como Teatro Abierto en la dictadura, se armó en 2001, cuando había estallado todo. Y antes hubo resistencia peronista, y eso fue porque también hubo una proscripción. Y resistieron los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado. Y los familiares de los atentados terroristas que hubo durante el menemismo siguen resistiendo todavía. Quiero decir: la resistencia fue siempre nuestro territorio “por naturaleza”, siendo a su vez ese territorio de naturaleza política.
Hace muy poco tiempo, en los diferentes países de la región, los medios privados tenían sus líneas editoriales de siempre, mientras lo que cambiaba era la realidad. El fenómeno que comenzó en Mar del Plata, en la Cumbre de las Américas en la que la presencia de Hugo Chávez hizo fracasar la penetración del ALCA en el Cono Sur, fue muy lejos. Nueve gobiernos es mucho. Si uno lo piensa, nueve gobiernos planteándose un diseño regional autónomo del capitalismo global es mucho, sobre todo si entre esos Estados está una potencia como Brasil, un productor de energía como Venezuela y un productor de alimentos como la Argentina.
Obama ya ha calificado a Venezuela como un narco estado. Los adjetivos después ayudan a justificar las políticas. Es una tradición de lo más conservadora en Estados Unidos. Los demócratas rara vez la rompen. Lo llevan tatuado en la piel. Adjetivan y atacan.
Está de más decir que no es necesario ser “chavista” para hacer esta lectura y entender que las cosas están sucediendo de este modo. Sí puede ser necesario no haberse dejado roer las orejas con los juicios y prejuicios que tejen lo que se vierte disfrazado como “información sobre Venezuela”. Los grandes medios jamás dan información sobre Venezuela. Se toman siempre el trabajo de tamizar cualquier cosa que pase en Venezuela por el discurso hegemónico que, precisamente a partir de la figura de Hugo Chávez, ya ha parido su primer gran personaje de ficción. La información que recibimos es en su mayor parte ficcional. No nos es narrado lo que pasa, sino cada vez más una interpretación de lo que pasa, cuando pueden ser válidas otras interpretaciones.
La característica principal del pensamiento único, sea en materia económica y política, como actuó en los ‘90, o en materia mediática, como ahora, es suprimir e invisibilizar cualquier otra interpretación de la realidad.
Otra característica de las que se pueden apuntar de este fenómeno naciente y fácilmente verificable (los grandes medios de toda América latina y de España están sosteniendo uno de los dos nuevos relatos latinoamericanos): hay que “defender la democracia” de los “antidemocráticos” que llegan al poder por la vía de las urnas. Este sinsentido sólo es aplicable si los grandes medios lo cobijan, lo naturalizan, lo aplacan, lo menean, lo instalan. Pueden hacerlo. Tienen el poder suficiente para hacerlo, sobre todo en los países en los que juegan (no por ideología; por negocios) con las respectivas derechas. Tienen como palanca una lucha de principios del siglo XX que hoy es nada más que un gran mito: la libertad de prensa. El cliché del gobierno totalitario que censura a la prensa opositora pertenece al imaginario de la Guerra Fría. De eso puede seguir hablando Mirtha Legrand, que tiene miedo de que el mozo del restaurante la escuche hablar mal del Gobierno, pero pocos más adherirán a esa ficción tan evidente.
“¿Hay que ir? ¿Pase lo que pase después?” es una pregunta que desnuda, posiblemente por acto reflejo del pensamiento, por mecánica, el fondo turbio de un discurso que ya no le pertenece a la periodista que formula la pregunta y que no despierta ninguna reacción en los entrevistados. El “pase lo que pase después” lo que desnuda es la sospecha permanente, virósica, de la que el pensamiento único mediático no se desprende ni un instante. La necesita para hacer estallar en el aire cualquier intento de reestablecer condiciones normales de gobernabilidad. Desnuda todas las perennes salvedades que “el periodismo” no sólo le concede a los políticos; es más: los obliga a hablar desde las salvedades. Nunca habrá nada que no sea o bien negativo o bien positivo con una salvedad. Nunca habrá nada ante lo que no se extienda la sombra de la sospecha. El discurso único mediático está blindado ante la posibilidad de que las cosas no sean como el discurso afirma.
Si estamos inaugurando épocas y tendencias, puede decirse que ésta es la del pensamiento único mediático, y su fuerza contraria, la resistencia informativa.
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-128824-2009-07-25.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
Esta semana en TN pasaban en cada tanda una promo del programa de María Laura Santillán. Aunque nunca lo vi, en otras promos pude ver que ese programa, Argentina para Armar, tiene invitados variopintos, que ésa es por otra parte su lógica, puesto que es algo así como un programa de diálogos. Pero en la promo de esta semana la periodista hacía una pregunta que respondía Luis Juez, y el motivo de la elección de ese fragmento supongo que se debía a la respuesta, muy “vendedora”. Juez decía: “Hay que ir (al diálogo) porque Kirchner quiere que no vayamos. Hay que ir porque la gente quiere que dialoguemos”.
Lo pasaron tanto que me quedó repicando en la cabeza no la respuesta, sino la pregunta de la periodista, que era en rigor una afirmación, aunque debe haber retomado algo ya dicho en la mesa: “Hay que ir (al diálogo). Pase lo que pase después”. La que me quedó repicando, naturalmente, es la segunda parte.
¿Qué puede pasar “después”? ¿Cuándo llega “después”? ¿Tiene una ubicación temporal colectiva ese “después”?
¿Y qué se entiende por “pase lo que pase”? ¿Cuánta amplitud tiene ese “pase lo que pase”? ¿Qué zonas del imaginario colectivo activa ese “pase lo que pase”? ¿Será dar por sentado que el diálogo que propone el Gobierno es una mera artimaña? ¿Será que se tomará como una artimaña el hecho de que la Presidenta dialogue pero luego decida ella las políticas futuras, como por otra parte es lógico? ¿Será que tácitamente se presume que el que gana las elecciones legislativas tiene no sólo un escenario parlamentario favorable sino también potestad cuasi presidencial? ¿O será que quizá el mandato no termine? ¿O será que el “después” y su “pase lo que pase” abre el paraguas para otra cosa?
En el discurso hegemónico de los grandes medios, que emerge claramente como un nuevo poder poselectoral sobre el que nadie dice ni mu, por momentos hay desnudez. Debería poder hacerse un análisis o una lectura del 28J que incluya a todos los actores de las elecciones. No sólo ganó la derecha política. También sus esponsors periodísticos. ¿O son los políticos los esponsors de los grandes medios?
En toda América latina los grandes medios están desarrollando un papel unívoco y orquestado. La reacción conservadora de diversos grados que asoma en toda la región tiene a los medios privados como gran soporte de uno de los dos nuevos relatos latinoamericanos. Porque volvió la historia, amigos. La que Fukuyama había declarado agónica, la que quedó conectada a un respirador artificial durante una larga década de saqueo y de instalación del modelo que ya sabemos. La historia que nunca terminó de morir volvió a la región vigorosamente y en un hecho que es más concreto que cualquier fe: nueve gobiernos. Se incluye en esos nueve al de Honduras, que ahora y después del golpe está en la resistencia.
Resistencia es una palabra que habíamos dejado de usar. Yo misma formé parte, me acaba de venir a la cabeza, del Movimiento Argentina Resiste, un grupo con mayoría de teatristas que, como Teatro Abierto en la dictadura, se armó en 2001, cuando había estallado todo. Y antes hubo resistencia peronista, y eso fue porque también hubo una proscripción. Y resistieron los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado. Y los familiares de los atentados terroristas que hubo durante el menemismo siguen resistiendo todavía. Quiero decir: la resistencia fue siempre nuestro territorio “por naturaleza”, siendo a su vez ese territorio de naturaleza política.
Hace muy poco tiempo, en los diferentes países de la región, los medios privados tenían sus líneas editoriales de siempre, mientras lo que cambiaba era la realidad. El fenómeno que comenzó en Mar del Plata, en la Cumbre de las Américas en la que la presencia de Hugo Chávez hizo fracasar la penetración del ALCA en el Cono Sur, fue muy lejos. Nueve gobiernos es mucho. Si uno lo piensa, nueve gobiernos planteándose un diseño regional autónomo del capitalismo global es mucho, sobre todo si entre esos Estados está una potencia como Brasil, un productor de energía como Venezuela y un productor de alimentos como la Argentina.
Obama ya ha calificado a Venezuela como un narco estado. Los adjetivos después ayudan a justificar las políticas. Es una tradición de lo más conservadora en Estados Unidos. Los demócratas rara vez la rompen. Lo llevan tatuado en la piel. Adjetivan y atacan.
Está de más decir que no es necesario ser “chavista” para hacer esta lectura y entender que las cosas están sucediendo de este modo. Sí puede ser necesario no haberse dejado roer las orejas con los juicios y prejuicios que tejen lo que se vierte disfrazado como “información sobre Venezuela”. Los grandes medios jamás dan información sobre Venezuela. Se toman siempre el trabajo de tamizar cualquier cosa que pase en Venezuela por el discurso hegemónico que, precisamente a partir de la figura de Hugo Chávez, ya ha parido su primer gran personaje de ficción. La información que recibimos es en su mayor parte ficcional. No nos es narrado lo que pasa, sino cada vez más una interpretación de lo que pasa, cuando pueden ser válidas otras interpretaciones.
La característica principal del pensamiento único, sea en materia económica y política, como actuó en los ‘90, o en materia mediática, como ahora, es suprimir e invisibilizar cualquier otra interpretación de la realidad.
Otra característica de las que se pueden apuntar de este fenómeno naciente y fácilmente verificable (los grandes medios de toda América latina y de España están sosteniendo uno de los dos nuevos relatos latinoamericanos): hay que “defender la democracia” de los “antidemocráticos” que llegan al poder por la vía de las urnas. Este sinsentido sólo es aplicable si los grandes medios lo cobijan, lo naturalizan, lo aplacan, lo menean, lo instalan. Pueden hacerlo. Tienen el poder suficiente para hacerlo, sobre todo en los países en los que juegan (no por ideología; por negocios) con las respectivas derechas. Tienen como palanca una lucha de principios del siglo XX que hoy es nada más que un gran mito: la libertad de prensa. El cliché del gobierno totalitario que censura a la prensa opositora pertenece al imaginario de la Guerra Fría. De eso puede seguir hablando Mirtha Legrand, que tiene miedo de que el mozo del restaurante la escuche hablar mal del Gobierno, pero pocos más adherirán a esa ficción tan evidente.
“¿Hay que ir? ¿Pase lo que pase después?” es una pregunta que desnuda, posiblemente por acto reflejo del pensamiento, por mecánica, el fondo turbio de un discurso que ya no le pertenece a la periodista que formula la pregunta y que no despierta ninguna reacción en los entrevistados. El “pase lo que pase después” lo que desnuda es la sospecha permanente, virósica, de la que el pensamiento único mediático no se desprende ni un instante. La necesita para hacer estallar en el aire cualquier intento de reestablecer condiciones normales de gobernabilidad. Desnuda todas las perennes salvedades que “el periodismo” no sólo le concede a los políticos; es más: los obliga a hablar desde las salvedades. Nunca habrá nada que no sea o bien negativo o bien positivo con una salvedad. Nunca habrá nada ante lo que no se extienda la sombra de la sospecha. El discurso único mediático está blindado ante la posibilidad de que las cosas no sean como el discurso afirma.
Si estamos inaugurando épocas y tendencias, puede decirse que ésta es la del pensamiento único mediático, y su fuerza contraria, la resistencia informativa.
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-128824-2009-07-25.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
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Horacio González: “El oficialismo está obligado a revisar comportamientos, decisiones y sentidos”
El fundador de Carta Abierta habló en P&M de la convocatoria al diálogo tras la derrota electoral, las opciones de Néstor Kirchner para el 2011 y el resurgimiento de grupos intelectuales de derecha. También planteó su preocupación por las demoras en el tratamiento parlamentario del proyecto de ley de Comunicación Audiovisual.
Para el director de la Biblioteca Nacional y miembro destacado del espacio Carta Abierta, luego de las elecciones del 28 de junio el kirchnerismo debería moverse en el nuevo escenario con "imaginación política" y "crear nuevas expresiones políticas, incluso con nuevos nombres". "Néstor Kirchner debe demostrar que está en condiciones de pensar nuevos nombres para la transformación social a la altura de los momentos importantes que vivió durante su mandato", insistió el sociólogo en diálogo con Política&Medios.
La entrevista abarcó varios temas de la actualidad nacional, comenzando por los cambios operados por la presidenta Cristina Fernández en su gabinete.
¿Que opinión le merece Jorge Coscia, el nuevo secretario de Cultura de la Nación?
Tengo una visión muy favorable, tengo una vieja relación con él y creo que tiene una visión de la cultura que va a introducir debates nuevos. Yo lo veo como algo auspicioso. No obstante, quiero aclarar que tengo una gran consideración y respeto por al obra de (José) Nun, quien ha hecho cosas muy importantes como el plan "Libros y Casa", el cual merece continuidad.
¿Cuál es su análisis sobre el resto de las modificaciones en el gabinete?
El conjunto de los cambios está sometido a una fuerte discusión que emana del nuevo panorama que se le abre al gobierno de forma inesperada. Bajo ese panorama el gobierno nacional, al otro día de las elecciones, tuvo que salir a tomar varias opciones. La primera que tomó fue la de hacer cálculos en relación a cotejos numéricos con respecto a la elección que, por supuesto, podía parecer no muy desfavorables. Lo cierto es que lo que ocurrió fue una situación desfavorable para el gobierno, con consecuencias no fáciles de preveer hoy. Por eso el gobierno está actuando de urgencia. Actuar de esta forma no es lo mismo que actuar en épocas de normalidad con todas las riendas del Estado en un cierto control. En este caso la presidenta está actuando en medio de una tempestad histórica y sus medidas son tomadas bajo el cuño de la urgencia. Si bien es un gobierno acostumbrado a tomar decisiones bajo el régimen de la excepcionalidad, en este caso la derrota que ha sufrido fue muy fuerte y esto provoca que el gobierno deba extraer fuerzas últimas de sus propias convicciones para darle más explicaciones a la sociedad, por un lado, y para forjar una estirpe de funcionarios, militantes y personas dispuestas acompañar este tramo tan difícil con nuevas explicaciones e ideas. Sobre todo con esto último, porque si eso no ocurriera se abriría una perspectiva muy sombría para el país y el gobierno.
Es posible que en las próximas horas renuncie Enrique Albistur a la Secretaria de Medios y sea reemplazado por Alfredo Scocimarro. ¿Qué consecuencias tendría el cambio?
No podría decirlo. Con Albistur tengo una relación de años. Siempre discutimos porque tenemos diferentes posturas sobre los medios, posturas divergentes. La verdad que no sé que entrañaría el cambio. Albistur vivió en estos últimos años muchas vicisitudes, fue tapa de la revista Noticias y siempre pensé que también ese estilo periodístico se hacia blanco de todo tipo de ataques, se eximían asimismo de tener una fundamentación. Estar en esa situación durante muchos años es doloroso y creo que de esta manera la Argentina marcha hacia una sociedad medieval. El modo de investigación de las vidas personales, incluso el modo de investigación del crecimiento del patrimonio presidencial, son modelos de investigación inquisitoriales. Creo que el compromiso de todos estos medios es que la sociedad marche hacia una nueva inquisición y lo digo también en referencia a como fue tratada la figura de Albistur.
Más allá de las medidas de urgencia que mencionaba anteriormente, ¿cree que el kirchnerismo sigue siendo la única opción para llevar adelante el proyecto de país que se planteó en el 2003?
Creo que sigue siendo la única posibilidad, pero no ignoro que han surgido nuevas opciones a través de las votaciones importantes que tuvieron Pino Solanas y Martín Sabatella, que han sido casos muy comentados. Queda abierta la posibilidad de dialogo de distinta calidad con el gobierno, si esto se pudiera producir. Pero sin duda la situación es nueva y, evidentemente, después de la elección nadie se puede responsabilizar por una afirmación que diga "este es el camino que tiene irreversiblemente el tono de una irreversibilidad, puesto que si no es éste no es otro". Al propio gobierno se le abren varios caminos. Por eso hoy me parece urgente que el dialogo no sea tomado como una formulación meramente costumbrista, para salir del paso. Tiene que ser un diálogo que ahonde de manera critica en la trayectoria anterior del gobierno y que también obligue a todos los sectores de centro izquierda a ahondar en las propias decisiones que hacen que muchas de sus expresiones no tomen con la importancia que es necesaria el tema de la votación que se tuvo en el Parlamento en relación a la resolución 125, que implicó la discusión sobre la renta agraria. Yo pondría en un plano de equivalencia la renta petrolera en relación a la renta agraria. Un verdadero dialogo implica hablar, escuchar, razonar, implica más que nada poner a revisión mutua los pasos que se dieron para llegar todos a esta situación.
Es difícil para el gobierno, pero también para estos nuevos sectores que tienen una nueva responsabilidad.
Propone una suerte de transparencia en el diálogo.
No, lo que digo es que todo dialogo implica crear una zona de verisimilitud para que no quede en una simple fachada. Tiene que haber reconocimiento mutuo y al mismo tiempo explicitación clara o más clara de las diferencias. El diálogo es para llegar a acuerdos que antes parecían imposibles y también para dejar en claro los nuevos motivos de debate. Pero esto no significa que, por mera cortesía, se deban borrar las razones de un antagonismo, que en la Argentina son claros y evidentes.
¿Este puede ser uno de los caminos para que en el 2011 la ciudadanía vuelva a volcar su apoyo al proyecto de los Kirchner?
Tengo que decir una opinión muy personal: me gustaría que surja de la experiencia del kirchnerismo una alternativa importante para el 2011. Pero reconozco las enormes dificultades que esto significaría. Resolver esto supone urgentemente la revisión de los propios cimientos de la opción que hasta el momento manejaba el Gobierno. Creo que esta situación no se la esperaba, al mismo tiempo que la oposición tampoco. El oficialismo está obligado a revisar comportamientos, decisiones y sentidos.
¿En qué temas el gobierno debería encarar una revisión?
El problema del INDEC es muy fuerte y no puedo tener una opinión improvisada, pero sin duda se están haciendo esfuerzos que no son tenidos en cuenta por los medios de comunicación más concentrados. De todas maneras, creo que un esfuerzo suplementario con respecto al INDEC presupone, justamente, el motivo de este llamado a dialogo para restablecer las creencias respecto a las propias elaboraciones que llevan a que el antagonismo tenga cierta racionalidad. Si la Iglesia dice que hay un 40 por ciento de pobres, por ejemplo, eso también debe ser sostenido en comprobaciones efectivas porque la sociedad argentina vive en un estado de descreencia muy grave. El INDEC es producto de eso, y no el culpable de esa situación. La reformulación de las creencias debe abarcar al INDEC y también al sistema de aseveraciones que de lado a lado se hacen, sobre todo desde los medios de comunicación.
Es un poco lo que pasa con la discusión en torno a Moreno, donde el problema se reduce a su figura.
Personalmente, me gustaría que la discusión no esté anclada en una figura, pero al mismo tiempo también creo que, en momentos de fuerte exaltación política, es casi inevitable que la discusión se centre en personas y figuras.
¿Uno de los errores del ex presidente fue ponerse al frente del Partido Justicialista y olvidarse del ideal de concertación y pluralidad partidaria con la que asumió en el 2003?
No soy de esos que frente a una clara derrota electoral hace una especie de autocrítica obligatoria. Me interesa el peronismo como fenómeno histórico y social, pero reconozco que cuando Kirchner asumió ese compromiso no me gustó. Aunque, como otros, entendí que era un factor de equilibrio que Kirchner condujera el PJ. Hoy no se hace nada fácil, porque su renuncia al PJ -si lo hubiera hecho antes yo lo hubiera recibido con mayor agrado- puede ser un signo de debilidad. Sin embargo, esto puede ser revertido si hubiera imaginación política suficiente, algo que urgentemente debe crearse. La imaginación política serviría para crear nuevas expresiones políticas, incluso con nuevos nombres. Néstor Kirchner debe demostrar que está en condiciones de pensar nuevos nombres para la transformación social a la altura de los momentos importantes que vivió durante su mandato. Si no se recorre esa zona de cierto utopismo, utopismo leyendo las fuerzas reales de la política argentina, si la sobredeterminación utópica no aparece, el gobierno podría sentir que esta en una zona de mayor de peligro. Por eso me parece fundamental que haya sobredeterminación de carácter utópico.
En este contexto, ¿cree que se tratará la ley de radiodifusión?
Me preocupa que no haya sido nombrada en los últimos acuerdos que hicieron las bancadas oficialista y opositora para el tratamiento de los nuevos temas en el Congreso. A mi me parece muy importante la ley, pero merecía reformulaciones dentro de la importancia y la novedad que significó elaborarla y ponerla en discusión de la manera en que se lo hizo. Tiene que ser tratada y modificada en un gran debate parlamentario, no hay que huirle a ese momento, creo que puede ser uno de los grandes momentos como el debate de las carnes en la década del `30. Por otro lado, el tema de los medios, el lenguaje, los simbolismos, la creación de momentos forzados en la sociedad, nuevas conformaciones morales y espirituales, todo eso que debe ser parte también del debate, ya que no hay ley sino se tratan los grandes temas de la cultura mediática contemporánea, sobre la cual todos hablamos pero no muchos saben demasiado.
¿Por qué razón podría eludirse su tratamiento?
Por la tacañería política que hoy reina por doquier. La idea de que la ley de medios es la ley anti-Clarín fue un manejo desacertado. Clarín está hoy en una fuerte operación política contra el gobierno, es la oposición. Todo esto tiene que ser puesto a discusión. Lo interesante del kirchenerismo es que ha puesto en discusión los cimientos reales de la sociedad: las fuerzas económicas, las fuerzas mediáticas… No lo dio como algo naturalizado, las puso en discusión.
¿El kirchnerismo desarticuló las lógicas neoliberales de los años 90?
Varios sectores de la izquierda y de la oposición dicen que es continuidad del menemismo, pero en la sociedad hay mucha de esta continuidad. Creo que el kirchnerismo quiso elaborar una discontinuidad importante y, al mismo tiempo, la sociedad argentina no ofreció herramientas significativas para que esa discontinuidad abarcara muchos más campos de los que abarcó. Quizás el kirchnerismo tuvo una impronta de discontinuidad con los años `90 que muchas veces llevó a Néstor Kirchner a sostenerla en personajes de esa década, entonces había continuidad y discontinuidad al mismo tiempo, aunque con predominio de la hipótesis de discontinuidad. Fue un poco la actitud de aquel que cree que puede convencer al personal anterior de actuar en nombre de la nueva época.
¿Qué lectura hace del resurgimiento de agrupaciones de intelectuales de derecha, como el Grupo Aurora?
Creo que en este momento tan agudo del segmento cultural y político de la Argentina es inevitable que aparezcan grupos que aglutinan la vida cultural e intelectual. Habría que ver hoy si podemos medir todo esto en términos de una cierta decadencia de la vida intelectual del país. Un caso es hacerlo en la época de Esteban Echeverría o Alberdi y otra en la época de los medios de comunicación, que de algún modo contienen buena parte de la expresión intelectual y sobre la cual ejercen una vigilancia importante en relación a qué idioma usan, qué sistema de difusión, si se entiende o no el mensaje. En Carta Abierta se usa una hipótesis de inteligibilidad con más exigencia, en general, que en personas de extracción intelectual que escriben en los medios. No conozco qué hipótesis de inteligibilidad van a usar los del grupo Aurora, si es la del diario La Nación o si será una que se entremezcle de distinta manera. En Carta Abierta hay varios tipos de expresiones y no hablamos como ningún diario, aunque sería fácil. Definiría a un grupo de intelectuales como aquel que crea un estilo relativamente separado del predominante en los grandes medios de comunicación.
http://www.politicaymedios.com/politica/
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
Para el director de la Biblioteca Nacional y miembro destacado del espacio Carta Abierta, luego de las elecciones del 28 de junio el kirchnerismo debería moverse en el nuevo escenario con "imaginación política" y "crear nuevas expresiones políticas, incluso con nuevos nombres". "Néstor Kirchner debe demostrar que está en condiciones de pensar nuevos nombres para la transformación social a la altura de los momentos importantes que vivió durante su mandato", insistió el sociólogo en diálogo con Política&Medios.
La entrevista abarcó varios temas de la actualidad nacional, comenzando por los cambios operados por la presidenta Cristina Fernández en su gabinete.
¿Que opinión le merece Jorge Coscia, el nuevo secretario de Cultura de la Nación?
Tengo una visión muy favorable, tengo una vieja relación con él y creo que tiene una visión de la cultura que va a introducir debates nuevos. Yo lo veo como algo auspicioso. No obstante, quiero aclarar que tengo una gran consideración y respeto por al obra de (José) Nun, quien ha hecho cosas muy importantes como el plan "Libros y Casa", el cual merece continuidad.
¿Cuál es su análisis sobre el resto de las modificaciones en el gabinete?
El conjunto de los cambios está sometido a una fuerte discusión que emana del nuevo panorama que se le abre al gobierno de forma inesperada. Bajo ese panorama el gobierno nacional, al otro día de las elecciones, tuvo que salir a tomar varias opciones. La primera que tomó fue la de hacer cálculos en relación a cotejos numéricos con respecto a la elección que, por supuesto, podía parecer no muy desfavorables. Lo cierto es que lo que ocurrió fue una situación desfavorable para el gobierno, con consecuencias no fáciles de preveer hoy. Por eso el gobierno está actuando de urgencia. Actuar de esta forma no es lo mismo que actuar en épocas de normalidad con todas las riendas del Estado en un cierto control. En este caso la presidenta está actuando en medio de una tempestad histórica y sus medidas son tomadas bajo el cuño de la urgencia. Si bien es un gobierno acostumbrado a tomar decisiones bajo el régimen de la excepcionalidad, en este caso la derrota que ha sufrido fue muy fuerte y esto provoca que el gobierno deba extraer fuerzas últimas de sus propias convicciones para darle más explicaciones a la sociedad, por un lado, y para forjar una estirpe de funcionarios, militantes y personas dispuestas acompañar este tramo tan difícil con nuevas explicaciones e ideas. Sobre todo con esto último, porque si eso no ocurriera se abriría una perspectiva muy sombría para el país y el gobierno.
Es posible que en las próximas horas renuncie Enrique Albistur a la Secretaria de Medios y sea reemplazado por Alfredo Scocimarro. ¿Qué consecuencias tendría el cambio?
No podría decirlo. Con Albistur tengo una relación de años. Siempre discutimos porque tenemos diferentes posturas sobre los medios, posturas divergentes. La verdad que no sé que entrañaría el cambio. Albistur vivió en estos últimos años muchas vicisitudes, fue tapa de la revista Noticias y siempre pensé que también ese estilo periodístico se hacia blanco de todo tipo de ataques, se eximían asimismo de tener una fundamentación. Estar en esa situación durante muchos años es doloroso y creo que de esta manera la Argentina marcha hacia una sociedad medieval. El modo de investigación de las vidas personales, incluso el modo de investigación del crecimiento del patrimonio presidencial, son modelos de investigación inquisitoriales. Creo que el compromiso de todos estos medios es que la sociedad marche hacia una nueva inquisición y lo digo también en referencia a como fue tratada la figura de Albistur.
Más allá de las medidas de urgencia que mencionaba anteriormente, ¿cree que el kirchnerismo sigue siendo la única opción para llevar adelante el proyecto de país que se planteó en el 2003?
Creo que sigue siendo la única posibilidad, pero no ignoro que han surgido nuevas opciones a través de las votaciones importantes que tuvieron Pino Solanas y Martín Sabatella, que han sido casos muy comentados. Queda abierta la posibilidad de dialogo de distinta calidad con el gobierno, si esto se pudiera producir. Pero sin duda la situación es nueva y, evidentemente, después de la elección nadie se puede responsabilizar por una afirmación que diga "este es el camino que tiene irreversiblemente el tono de una irreversibilidad, puesto que si no es éste no es otro". Al propio gobierno se le abren varios caminos. Por eso hoy me parece urgente que el dialogo no sea tomado como una formulación meramente costumbrista, para salir del paso. Tiene que ser un diálogo que ahonde de manera critica en la trayectoria anterior del gobierno y que también obligue a todos los sectores de centro izquierda a ahondar en las propias decisiones que hacen que muchas de sus expresiones no tomen con la importancia que es necesaria el tema de la votación que se tuvo en el Parlamento en relación a la resolución 125, que implicó la discusión sobre la renta agraria. Yo pondría en un plano de equivalencia la renta petrolera en relación a la renta agraria. Un verdadero dialogo implica hablar, escuchar, razonar, implica más que nada poner a revisión mutua los pasos que se dieron para llegar todos a esta situación.
Es difícil para el gobierno, pero también para estos nuevos sectores que tienen una nueva responsabilidad.
Propone una suerte de transparencia en el diálogo.
No, lo que digo es que todo dialogo implica crear una zona de verisimilitud para que no quede en una simple fachada. Tiene que haber reconocimiento mutuo y al mismo tiempo explicitación clara o más clara de las diferencias. El diálogo es para llegar a acuerdos que antes parecían imposibles y también para dejar en claro los nuevos motivos de debate. Pero esto no significa que, por mera cortesía, se deban borrar las razones de un antagonismo, que en la Argentina son claros y evidentes.
¿Este puede ser uno de los caminos para que en el 2011 la ciudadanía vuelva a volcar su apoyo al proyecto de los Kirchner?
Tengo que decir una opinión muy personal: me gustaría que surja de la experiencia del kirchnerismo una alternativa importante para el 2011. Pero reconozco las enormes dificultades que esto significaría. Resolver esto supone urgentemente la revisión de los propios cimientos de la opción que hasta el momento manejaba el Gobierno. Creo que esta situación no se la esperaba, al mismo tiempo que la oposición tampoco. El oficialismo está obligado a revisar comportamientos, decisiones y sentidos.
¿En qué temas el gobierno debería encarar una revisión?
El problema del INDEC es muy fuerte y no puedo tener una opinión improvisada, pero sin duda se están haciendo esfuerzos que no son tenidos en cuenta por los medios de comunicación más concentrados. De todas maneras, creo que un esfuerzo suplementario con respecto al INDEC presupone, justamente, el motivo de este llamado a dialogo para restablecer las creencias respecto a las propias elaboraciones que llevan a que el antagonismo tenga cierta racionalidad. Si la Iglesia dice que hay un 40 por ciento de pobres, por ejemplo, eso también debe ser sostenido en comprobaciones efectivas porque la sociedad argentina vive en un estado de descreencia muy grave. El INDEC es producto de eso, y no el culpable de esa situación. La reformulación de las creencias debe abarcar al INDEC y también al sistema de aseveraciones que de lado a lado se hacen, sobre todo desde los medios de comunicación.
Es un poco lo que pasa con la discusión en torno a Moreno, donde el problema se reduce a su figura.
Personalmente, me gustaría que la discusión no esté anclada en una figura, pero al mismo tiempo también creo que, en momentos de fuerte exaltación política, es casi inevitable que la discusión se centre en personas y figuras.
¿Uno de los errores del ex presidente fue ponerse al frente del Partido Justicialista y olvidarse del ideal de concertación y pluralidad partidaria con la que asumió en el 2003?
No soy de esos que frente a una clara derrota electoral hace una especie de autocrítica obligatoria. Me interesa el peronismo como fenómeno histórico y social, pero reconozco que cuando Kirchner asumió ese compromiso no me gustó. Aunque, como otros, entendí que era un factor de equilibrio que Kirchner condujera el PJ. Hoy no se hace nada fácil, porque su renuncia al PJ -si lo hubiera hecho antes yo lo hubiera recibido con mayor agrado- puede ser un signo de debilidad. Sin embargo, esto puede ser revertido si hubiera imaginación política suficiente, algo que urgentemente debe crearse. La imaginación política serviría para crear nuevas expresiones políticas, incluso con nuevos nombres. Néstor Kirchner debe demostrar que está en condiciones de pensar nuevos nombres para la transformación social a la altura de los momentos importantes que vivió durante su mandato. Si no se recorre esa zona de cierto utopismo, utopismo leyendo las fuerzas reales de la política argentina, si la sobredeterminación utópica no aparece, el gobierno podría sentir que esta en una zona de mayor de peligro. Por eso me parece fundamental que haya sobredeterminación de carácter utópico.
En este contexto, ¿cree que se tratará la ley de radiodifusión?
Me preocupa que no haya sido nombrada en los últimos acuerdos que hicieron las bancadas oficialista y opositora para el tratamiento de los nuevos temas en el Congreso. A mi me parece muy importante la ley, pero merecía reformulaciones dentro de la importancia y la novedad que significó elaborarla y ponerla en discusión de la manera en que se lo hizo. Tiene que ser tratada y modificada en un gran debate parlamentario, no hay que huirle a ese momento, creo que puede ser uno de los grandes momentos como el debate de las carnes en la década del `30. Por otro lado, el tema de los medios, el lenguaje, los simbolismos, la creación de momentos forzados en la sociedad, nuevas conformaciones morales y espirituales, todo eso que debe ser parte también del debate, ya que no hay ley sino se tratan los grandes temas de la cultura mediática contemporánea, sobre la cual todos hablamos pero no muchos saben demasiado.
¿Por qué razón podría eludirse su tratamiento?
Por la tacañería política que hoy reina por doquier. La idea de que la ley de medios es la ley anti-Clarín fue un manejo desacertado. Clarín está hoy en una fuerte operación política contra el gobierno, es la oposición. Todo esto tiene que ser puesto a discusión. Lo interesante del kirchenerismo es que ha puesto en discusión los cimientos reales de la sociedad: las fuerzas económicas, las fuerzas mediáticas… No lo dio como algo naturalizado, las puso en discusión.
¿El kirchnerismo desarticuló las lógicas neoliberales de los años 90?
Varios sectores de la izquierda y de la oposición dicen que es continuidad del menemismo, pero en la sociedad hay mucha de esta continuidad. Creo que el kirchnerismo quiso elaborar una discontinuidad importante y, al mismo tiempo, la sociedad argentina no ofreció herramientas significativas para que esa discontinuidad abarcara muchos más campos de los que abarcó. Quizás el kirchnerismo tuvo una impronta de discontinuidad con los años `90 que muchas veces llevó a Néstor Kirchner a sostenerla en personajes de esa década, entonces había continuidad y discontinuidad al mismo tiempo, aunque con predominio de la hipótesis de discontinuidad. Fue un poco la actitud de aquel que cree que puede convencer al personal anterior de actuar en nombre de la nueva época.
¿Qué lectura hace del resurgimiento de agrupaciones de intelectuales de derecha, como el Grupo Aurora?
Creo que en este momento tan agudo del segmento cultural y político de la Argentina es inevitable que aparezcan grupos que aglutinan la vida cultural e intelectual. Habría que ver hoy si podemos medir todo esto en términos de una cierta decadencia de la vida intelectual del país. Un caso es hacerlo en la época de Esteban Echeverría o Alberdi y otra en la época de los medios de comunicación, que de algún modo contienen buena parte de la expresión intelectual y sobre la cual ejercen una vigilancia importante en relación a qué idioma usan, qué sistema de difusión, si se entiende o no el mensaje. En Carta Abierta se usa una hipótesis de inteligibilidad con más exigencia, en general, que en personas de extracción intelectual que escriben en los medios. No conozco qué hipótesis de inteligibilidad van a usar los del grupo Aurora, si es la del diario La Nación o si será una que se entremezcle de distinta manera. En Carta Abierta hay varios tipos de expresiones y no hablamos como ningún diario, aunque sería fácil. Definiría a un grupo de intelectuales como aquel que crea un estilo relativamente separado del predominante en los grandes medios de comunicación.
http://www.politicaymedios.com/politica/
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
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Belgrano 4.010-Neuquén capital
Cel.: 0299-155812820.
jueves, 23 de julio de 2009
La política social como espectáculo
Dos vistazos sobre los medios y su capacidad de incidir en la construcción de perspectivas sobre la política y la sociedad. Nicolás Rivas explica cómo desde la comunicación se edifica también una mirada sobre los problemas sociales.
Por Nicolás Rivas *
Después de sincerar la influencia de los medios de comunicación en nuestra vida cotidiana, se presenta el desafío de adentrarse en esa forma, en los modos en que esta influencia va configurando abstracciones que adquieren sentido cuando los hechos son nombrados, son armados con palabras, con imágenes. La imposibilidad de estimar el grado o los grados porcentuales de lo que “está afuera” (esa influencia analizada en extremo que hasta nos lleva a pensarla en perspectiva analógica) desnuda a desgano nuestro reconocimiento –pequeño atentado a la celebrada y ansiada autonomía del sujeto– de que ese afuera probablemente no existe: ese afuera ya está adentro y forma parte del “imaginario colectivo”; del modo que tenemos de interpretar a la sociedad. Lo que cambiará será nuestra ubicación (individual y colectiva) en las distintas y heterogéneas clasificaciones que a diario cuadriculan las instituciones –con sus lenguajes, sus marcas, sus proyectos– como parte constitutiva y constituyente de nuestra comunidad.
Los que trabajamos en el campo de las “políticas sociales” –cuando podemos corrernos de la lupa medidora de la influencia y logramos adentramos en la constitución de ese imaginario colectivo– reflexionamos acerca del modo en que determinadas situaciones se convierten en “problemas sociales” y logran instalarse como demandas institucionales. (En este campo de las políticas sociales se incluyen tanto las llamadas prestaciones universales –salud, educación, seguridad social, etcétera– como al abanico de programas que tienen como objetivo la asistencia a poblaciones que se encuentran en situación de pobreza y/o desempleo transitorio o jóvenes que no estudian ni trabajan, etcétera.) Pero no todas las consecuencias de la denominada “cuestión social” se convierten en “problemas sociales” y logran instalarse como demandas de la sociedad –o de un sector– a las instituciones: las relaciones de fuerza, el umbral de tolerancia social, la predisposición de las burocracias y la legitimidad del reclamo –entre otras– formarán parte de ese entramado.
El discurso de los medios de comunicación también contribuye a moldear la construcción de esos problemas sociales. Estas operaciones distorsionan la presencia de derechos sociales negados apelando a sensibles sustitutos que borran la desigual distribución del ingreso cristalizando la inequidad social. En la mayoría de las situaciones se asocian a otras manifestaciones que, formando parte de ese (nuestro) imaginario colectivo, toman distancia y acorralan a la pobreza para ubicarla próxima, naturalmente, al delito, la pena y el castigo. A veces son presentados con caras –palabras, imágenes, sonidos– cercanas al efecto provocador de lástima (chicos pobres y con mocos, basura al lado de la casa, alguien llorando y, en lo posible, música con sentido). En otros casos toma la forma de caos de vecinos indignados que, por lo general, culmina con el clásico “volvemos a estudios” y continúa con una editorial que reclama pena y sanción. Lástima por un lado y castigo por otro. Del derecho negado ni noticia. De esta manera, la adicción se convierte en un hecho de inseguridad (porque los que delinquen son adictos), la juventud es violenta (porque son jóvenes sin valores ni proyectos), los desocupados que protestan son un problema de tránsito que ya forma parte de los informes de la radio, de la tele (¡y hasta de los gps!), los que necesitan programas sociales de empleo son parte del clientelismo político (que siempre tiene la costumbre cíclica y con regularidad menstrual de aparecer semanas antes de las elecciones) y los que resisten el desalojo de una vivienda –porque no tienen casa propia y lo que reclaman es tener acceso a una propiedad...– son sólo sujetos que violan –usurpando– el derecho a la propiedad privada (y pública ahora también en la ciudad de Buenos Aires).
Uno de los saldos que ya forman parte de estas contemporáneas discusiones en torno de los medios de comunicación es el camino iniciado –y que estamos transitando– que nos lleva a dejar de representarlos como artefactos para interpretarlos como empresas que, entre otras cosas, comercializan audiencias en busca de rentabilidad. Cuando en el preproyecto de ley de Servicios Audiovisuales se habla de inclusión de nuevos sujetos (cooperativas de servicios públicos, universidades, fundaciones, el Estado en sus tres niveles, sindicatos), las tan mentadas “nueva voces”, no se está diciendo que –de aprobarse este proyecto– habrá más personas hablando en un escenario ya construido por los mismos que hoy poseen la posibilidad de decidir quién habla y quién no. Lo que se está diciendo es que habrá nuevas perspectivas, nuevos abordajes, nuevos constructores de agenda; nuevas maneras de representar la realidad.
No se trata de que sigan siendo los mismos los que les den –casi de modo filantrópico, caritativo o por pose progresista– la voz a quienes no tienen voz para convertirse en voceros de los excluidos, sino de que sean esos silenciados los que tengan la posibilidad de elegir cómo hablar y mostrar y decir.
* Licenciado en Trabajo Social UBA.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-128628-2009-07-22.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
Lic. en Comunicación Social
Por Nicolás Rivas *
Después de sincerar la influencia de los medios de comunicación en nuestra vida cotidiana, se presenta el desafío de adentrarse en esa forma, en los modos en que esta influencia va configurando abstracciones que adquieren sentido cuando los hechos son nombrados, son armados con palabras, con imágenes. La imposibilidad de estimar el grado o los grados porcentuales de lo que “está afuera” (esa influencia analizada en extremo que hasta nos lleva a pensarla en perspectiva analógica) desnuda a desgano nuestro reconocimiento –pequeño atentado a la celebrada y ansiada autonomía del sujeto– de que ese afuera probablemente no existe: ese afuera ya está adentro y forma parte del “imaginario colectivo”; del modo que tenemos de interpretar a la sociedad. Lo que cambiará será nuestra ubicación (individual y colectiva) en las distintas y heterogéneas clasificaciones que a diario cuadriculan las instituciones –con sus lenguajes, sus marcas, sus proyectos– como parte constitutiva y constituyente de nuestra comunidad.
Los que trabajamos en el campo de las “políticas sociales” –cuando podemos corrernos de la lupa medidora de la influencia y logramos adentramos en la constitución de ese imaginario colectivo– reflexionamos acerca del modo en que determinadas situaciones se convierten en “problemas sociales” y logran instalarse como demandas institucionales. (En este campo de las políticas sociales se incluyen tanto las llamadas prestaciones universales –salud, educación, seguridad social, etcétera– como al abanico de programas que tienen como objetivo la asistencia a poblaciones que se encuentran en situación de pobreza y/o desempleo transitorio o jóvenes que no estudian ni trabajan, etcétera.) Pero no todas las consecuencias de la denominada “cuestión social” se convierten en “problemas sociales” y logran instalarse como demandas de la sociedad –o de un sector– a las instituciones: las relaciones de fuerza, el umbral de tolerancia social, la predisposición de las burocracias y la legitimidad del reclamo –entre otras– formarán parte de ese entramado.
El discurso de los medios de comunicación también contribuye a moldear la construcción de esos problemas sociales. Estas operaciones distorsionan la presencia de derechos sociales negados apelando a sensibles sustitutos que borran la desigual distribución del ingreso cristalizando la inequidad social. En la mayoría de las situaciones se asocian a otras manifestaciones que, formando parte de ese (nuestro) imaginario colectivo, toman distancia y acorralan a la pobreza para ubicarla próxima, naturalmente, al delito, la pena y el castigo. A veces son presentados con caras –palabras, imágenes, sonidos– cercanas al efecto provocador de lástima (chicos pobres y con mocos, basura al lado de la casa, alguien llorando y, en lo posible, música con sentido). En otros casos toma la forma de caos de vecinos indignados que, por lo general, culmina con el clásico “volvemos a estudios” y continúa con una editorial que reclama pena y sanción. Lástima por un lado y castigo por otro. Del derecho negado ni noticia. De esta manera, la adicción se convierte en un hecho de inseguridad (porque los que delinquen son adictos), la juventud es violenta (porque son jóvenes sin valores ni proyectos), los desocupados que protestan son un problema de tránsito que ya forma parte de los informes de la radio, de la tele (¡y hasta de los gps!), los que necesitan programas sociales de empleo son parte del clientelismo político (que siempre tiene la costumbre cíclica y con regularidad menstrual de aparecer semanas antes de las elecciones) y los que resisten el desalojo de una vivienda –porque no tienen casa propia y lo que reclaman es tener acceso a una propiedad...– son sólo sujetos que violan –usurpando– el derecho a la propiedad privada (y pública ahora también en la ciudad de Buenos Aires).
Uno de los saldos que ya forman parte de estas contemporáneas discusiones en torno de los medios de comunicación es el camino iniciado –y que estamos transitando– que nos lleva a dejar de representarlos como artefactos para interpretarlos como empresas que, entre otras cosas, comercializan audiencias en busca de rentabilidad. Cuando en el preproyecto de ley de Servicios Audiovisuales se habla de inclusión de nuevos sujetos (cooperativas de servicios públicos, universidades, fundaciones, el Estado en sus tres niveles, sindicatos), las tan mentadas “nueva voces”, no se está diciendo que –de aprobarse este proyecto– habrá más personas hablando en un escenario ya construido por los mismos que hoy poseen la posibilidad de decidir quién habla y quién no. Lo que se está diciendo es que habrá nuevas perspectivas, nuevos abordajes, nuevos constructores de agenda; nuevas maneras de representar la realidad.
No se trata de que sigan siendo los mismos los que les den –casi de modo filantrópico, caritativo o por pose progresista– la voz a quienes no tienen voz para convertirse en voceros de los excluidos, sino de que sean esos silenciados los que tengan la posibilidad de elegir cómo hablar y mostrar y decir.
* Licenciado en Trabajo Social UBA.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-128628-2009-07-22.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
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Instalar la sospecha
Dos vistazos sobre los medios y su capacidad de incidir en la construcción de perspectivas sobre la política y la sociedad. Fernando Gómez invita a instalar la sospecha acerca de su discurso.
Por Fernando Gómez *
Quienes el 4 de julio de 1818 compraron el periódico El Censor sobre la vereda ancha –a metros del Cabildo– y, lógicamente, también quienes lo recibieron en su casa por estar suscriptos, encontraron en sus páginas una serie de noticias extraídas de otras publicaciones de la época. Sin embargo, antes de leer las noticias que traía este número 146 de El Censor, una breve aclaración los esperaba advirtiéndoles didácticamente:
“Se sabe que es muy difícil, si no imposible, descubrir la verdad por medio de la historia: y aprender la historia del tiempo presente por medio de los periódicos es una empresa no menos difícil. Sin embargo, referiremos lo que contienen de más importancia estos documentos falibles” (Biblioteca de Mayo. Colección de Obras y Documentos para la Historia Argentina, Tomo VIII, Bs. As., 1960, p. 7.425).
El Censor había comenzado a salir en agosto de 1815 bajo el ala del Cabildo y sería un claro exponente de las políticas del Ayuntamiento en oposición a La Gaceta o a La Crónica Argentina y, en su momento, había visto con buenos ojos la implantación de una monarquía encabezada por un descendiente del incario. Por su trascendencia es consultado asiduamente por investigadores del período revolucionario. Investigadores que, de tanto en tanto, en medio de la interminable lectura de fuentes, levantan la cabeza y piensan, reflexionan, divagan o cavilan.
La fría mañana de invierno en la que días atrás encontré la cita mencionada, me costó más de la cuenta volver a la lectura y anoté las siguientes reflexiones.
Está claro que los historiadores de hoy absorbieron las profundas discusiones filosóficas y, salvo algún trasnochado, ninguno diría que está buscando la verdad a secas, sin al menos una serie de aclaraciones posteriores acerca de lo que entiende por “verdad”. Sin embargo, también está claro que la mayoría de los lectores de diarios en nuestro país están muy lejos de sospechar del contenido que los cautiva cada mañana. Paradójicamente, quienes se entrenan en la desconfianza cotidiana, quienes señalan continuamente los supuestos soslayamientos que esconden los anuncios gubernamentales, no desarrollan acaso la más mínima prevención a la hora de leer las noticias del día.
Gran parte de los medios de comunicación no se cansan de instalar su propia autocalificación de “independiente” demostrando así cómo les gustaría que se los piense. De este modo, en la medida que logran instalar esta independencia nos encontramos ante un triunfo de los intereses que esos medios impulsan. El manejo de la estética y las pulsiones sociales son inquietantes. A modo de ejemplo. Actualmente, cuando se espera con ansias la nueva ley de radiodifusión, ya circulan propagandas con comentarios de “gente como uno” que paradójicamente imponen el mensaje de no perder su capacidad de elegir. De esta manera, los intereses económicos y políticos de los medios de comunicación no se ponen en discusión, escondiéndose detrás de una militada independencia y detrás de un firme manejo de la publicidad.
Si surge un conflicto gremial y los sindicatos protestan frente a algún medio por incumplimientos laborales, se lo presenta como ataque a la libertad de expresión. Si el ex presidente interpela frontalmente a Clarín, no se responde sino que se lo satiriza o (des)califica como iracundo o crispado.
Ciertamente, tras unas elecciones donde los candidatos ganadores de derecha y centroderecha se fastidiaban cuando se les atribuía estas posiciones y decían bregar “por el bien del país” sin mayores especificaciones, no es raro encontrar medios de comunicación que nieguen sus intereses reales y mantengan su masividad sin cuestionamientos significativos.
Nos encontramos entonces con un serio problema de comunicación. Laberinto por momentos sin salida donde cada anuncio desde el Gobierno se escucha con suspicacia, escepticismo e incredulidad. Más tarde llegan las interpretaciones propedéuticas de ciertos analistas políticos, por cierto analistas “independientes”, que develan cual enigma lo que no se dijo pero esconde dicho anuncio. Lamentablemente no habrá exegetas de estos exegetas y la construcción mediática prevalece habitualmente sin mayores escollos en las capas medias.
El desafío comunicacional pasa en estas circunstancias por instalar la sospecha del discurso de los medios que nos lleve, negación de la negación mediante, simplemente a intentar transmitir una lectura crítica y desafiante de los periódicos ya que, como termina la cita con la que comenzamos, siguen siendo “falibles”.
* Profesor de Historia. UBA.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-128627-2009-07-22.html
Por Fernando Gómez *
Quienes el 4 de julio de 1818 compraron el periódico El Censor sobre la vereda ancha –a metros del Cabildo– y, lógicamente, también quienes lo recibieron en su casa por estar suscriptos, encontraron en sus páginas una serie de noticias extraídas de otras publicaciones de la época. Sin embargo, antes de leer las noticias que traía este número 146 de El Censor, una breve aclaración los esperaba advirtiéndoles didácticamente:
“Se sabe que es muy difícil, si no imposible, descubrir la verdad por medio de la historia: y aprender la historia del tiempo presente por medio de los periódicos es una empresa no menos difícil. Sin embargo, referiremos lo que contienen de más importancia estos documentos falibles” (Biblioteca de Mayo. Colección de Obras y Documentos para la Historia Argentina, Tomo VIII, Bs. As., 1960, p. 7.425).
El Censor había comenzado a salir en agosto de 1815 bajo el ala del Cabildo y sería un claro exponente de las políticas del Ayuntamiento en oposición a La Gaceta o a La Crónica Argentina y, en su momento, había visto con buenos ojos la implantación de una monarquía encabezada por un descendiente del incario. Por su trascendencia es consultado asiduamente por investigadores del período revolucionario. Investigadores que, de tanto en tanto, en medio de la interminable lectura de fuentes, levantan la cabeza y piensan, reflexionan, divagan o cavilan.
La fría mañana de invierno en la que días atrás encontré la cita mencionada, me costó más de la cuenta volver a la lectura y anoté las siguientes reflexiones.
Está claro que los historiadores de hoy absorbieron las profundas discusiones filosóficas y, salvo algún trasnochado, ninguno diría que está buscando la verdad a secas, sin al menos una serie de aclaraciones posteriores acerca de lo que entiende por “verdad”. Sin embargo, también está claro que la mayoría de los lectores de diarios en nuestro país están muy lejos de sospechar del contenido que los cautiva cada mañana. Paradójicamente, quienes se entrenan en la desconfianza cotidiana, quienes señalan continuamente los supuestos soslayamientos que esconden los anuncios gubernamentales, no desarrollan acaso la más mínima prevención a la hora de leer las noticias del día.
Gran parte de los medios de comunicación no se cansan de instalar su propia autocalificación de “independiente” demostrando así cómo les gustaría que se los piense. De este modo, en la medida que logran instalar esta independencia nos encontramos ante un triunfo de los intereses que esos medios impulsan. El manejo de la estética y las pulsiones sociales son inquietantes. A modo de ejemplo. Actualmente, cuando se espera con ansias la nueva ley de radiodifusión, ya circulan propagandas con comentarios de “gente como uno” que paradójicamente imponen el mensaje de no perder su capacidad de elegir. De esta manera, los intereses económicos y políticos de los medios de comunicación no se ponen en discusión, escondiéndose detrás de una militada independencia y detrás de un firme manejo de la publicidad.
Si surge un conflicto gremial y los sindicatos protestan frente a algún medio por incumplimientos laborales, se lo presenta como ataque a la libertad de expresión. Si el ex presidente interpela frontalmente a Clarín, no se responde sino que se lo satiriza o (des)califica como iracundo o crispado.
Ciertamente, tras unas elecciones donde los candidatos ganadores de derecha y centroderecha se fastidiaban cuando se les atribuía estas posiciones y decían bregar “por el bien del país” sin mayores especificaciones, no es raro encontrar medios de comunicación que nieguen sus intereses reales y mantengan su masividad sin cuestionamientos significativos.
Nos encontramos entonces con un serio problema de comunicación. Laberinto por momentos sin salida donde cada anuncio desde el Gobierno se escucha con suspicacia, escepticismo e incredulidad. Más tarde llegan las interpretaciones propedéuticas de ciertos analistas políticos, por cierto analistas “independientes”, que develan cual enigma lo que no se dijo pero esconde dicho anuncio. Lamentablemente no habrá exegetas de estos exegetas y la construcción mediática prevalece habitualmente sin mayores escollos en las capas medias.
El desafío comunicacional pasa en estas circunstancias por instalar la sospecha del discurso de los medios que nos lleve, negación de la negación mediante, simplemente a intentar transmitir una lectura crítica y desafiante de los periódicos ya que, como termina la cita con la que comenzamos, siguen siendo “falibles”.
* Profesor de Historia. UBA.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-128627-2009-07-22.html
Saludos cordiales,
Marcos Muñoz
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martes, 21 de julio de 2009
Misterioso incendio en una radio
El dueño de la emisora se había opuesto al traslado del aeródromo de esa localidad. Denunció que la propuesta escondía el intento de vender las tierras donde está la pista. En un plebiscito, el pueblo se opuso a la modificación.
Reynaldo Rodríguez es marplatense y desde que tiene memoria le apasiona la radio. La primera vez que instaló una fue a los 15, en esa ciudad balnearia. Cinco años después armó otra en El Bolsón, provincia de Río Negro. Se llama Radio Activa y fue incendiada la noche del 1º de junio pasado, en medio de una polémica por la iniciativa del intendente Oscar Romera de trasladar el aeródromo del pueblo. Esa noche alguien rompió la ventana trasera del estudio, donde hay una pequeña cocina, tiró combustible y prendió fuego la casilla. “Enseguida explotó una garrafa y voló todo lo que había. Tres días después pude volver a trasmitir con un equipo viejo que le había prestado a alguien”, le contó Rodríguez ayer a Página/12. Desde la radio, Ramírez había denunciado un “negocio, con la venta de esas tierras, de 250 millones de pesos”.
La historia detrás del incendio fue difundida días atrás por televisión. Reynaldo era presidente de la comisión directiva del aeródromo y el intendente, avalado por un proyecto de la Legislatura de la provincia, llamó a un plebiscito no vinculante en el que proponía trasladar la pista a las tierras de una comunidad mapuche, en El Foyel, muy cerca de la casa de Joseph Lewis, un multimillonario inglés. Lewis, además de comprar las tierras que rodean al Lago Escondido (al que sólo puede acceder él), pretende desde hace tiempo instalar un aeropuerto internacional cerca de su casa. “Es que no quiere pasar por Buenos Aires a cargar combustible”, ironiza Rodríguez.
La resolución para el plebiscito hablaba de “lotes sociales” como único destino para las tierra de la actual pista. La consulta popular se realizaría en simultáneo con la elecciones comunales desdobladas, vaya a saber por qué, de las elecciones a diputados hechas el 28 de junio pasado. Sin embargo, diez días antes del 7 de junio, fecha fijada para la consulta, se destapó la olla. Rodríguez junto al grupo Telemaco, integrado por periodistas y personalidades de la zona, más otros especialistas hicieron un programa especial para conocer los detalles del proyecto. Invitaron al intendente y a su secretario de Planeamiento.
Como era mucha gente la que iba a participar y por la importancia del tema, se hizo en vivo desde la Casa de la Cultura de El Bolsón y además de salir por Radio Activa se retransmitió por Radio Nacional, Radio Alas y otras emisoras locales. Según explicó a este diario uno de los secretarios de la Asociación de Arquitectos que participó del encuentro, “el proyecto del que hablaba el intendente era distinto al que mencionaba su propio secretario de Planeamiento, que dijo que la idea con los terrenos del aeródromo era evitar el loteo social porque ‘bajaba la calidad urbana’. Entonces parecía que lo de las viviendas sociales era la careta de otra cosa, de una villa turística. Al menos eso decía el proyecto que aparecía en la Legislatura de Río Negro. O sea, había una sospechosa desinteligencia entre el Ejecutivo local y la Legislatura provincial sobre los fines que se le iba a dar a este predio”.
En esa charla, que fue el jueves 28 de mayo, había representantes del Plan de Manejo de Fuego, de los bomberos, de la Fuerza Aérea. Todos coincidieron, al igual que los vecinos, que de trasladar el aeropuerto había que construir el nuevo antes de vender el viejo. Al recordar el debate, el dueño de Radio Activa, que está en el popular barrio Los Hornos, se agita. “¡Fue una locura! Nos querían dejar sin aeropuerto esa misma semana, después del plebiscito, y eso que dos meses atrás estuvimos varados por nieve y por barro y la única forma de salir era por esa pista. Además, estamos en una zona de 250 kilómetros de bosques que rodean la cordillera, la mejor forma de evitar un incendio forestal es atacarlo desde el principio con aviones hidrantes”. Además, desde esa pista se hacen traslados de pacientes de la zona a Bariloche.
En el proyecto no había estudio de impacto ambiental, ni de factibilidad de la Fuerza Aérea, dice Rodríguez. El costo de cada lote era 160 mil pesos y el negocio inmobiliario podría alcanzar los 250 millones.
“El intendente cree que puede hacer lo que quiere sin autorización de la Fuerza Aérea, del Plan de Manejo de Incendios, de Defensa Civil. Realmente pensó que nadie le iba a decir algo. Si no se hubiera hecho el debate, en el plebiscito hubiera ganado el sí. Al final, ganó el no.” Una semana después del debate, la radio activa fue incendiada. Su dueño aún no sabe las razones. Lo cierto es que cuando el notero del programa CQC entrevistaba al intendente y alguien detrás dijo “acá quemaron una radio”, el jefe comunal se puso nervioso y empezó a empujar al periodista.
La investigación por el siniestro está parada por la feria judicial. “Ya me han apretado una y otra vez en la calle por este tema, con el incendio buscan arruinarme la vida, arruinarme económicamente. Además estoy muy expuesto, amenazaron a familiares míos y día a día pierdo anunciantes. Demás está decir que ni la municipalidad de El Bolsón ni de la provincia ponen una sola publicidad en la radio”, asegura Rodríguez. El jueves pasado se hicieron marchas en esa localidad en reclamo del fin de las persecuciones, amenazas, despidos en el sector público.
“Por suerte mantengo a los empleados de la radio. Hoy con una consola, una computadora y un micrófono salís al aire, por eso pudimos volver tan rápido después del incendio”, dice el dueño de la Radio Activa, una señal que está por cumplir 15 años en El Bolsón.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-128597-2009-07-21.html
La historia detrás del incendio fue difundida días atrás por televisión. Reynaldo era presidente de la comisión directiva del aeródromo y el intendente, avalado por un proyecto de la Legislatura de la provincia, llamó a un plebiscito no vinculante en el que proponía trasladar la pista a las tierras de una comunidad mapuche, en El Foyel, muy cerca de la casa de Joseph Lewis, un multimillonario inglés. Lewis, además de comprar las tierras que rodean al Lago Escondido (al que sólo puede acceder él), pretende desde hace tiempo instalar un aeropuerto internacional cerca de su casa. “Es que no quiere pasar por Buenos Aires a cargar combustible”, ironiza Rodríguez.
La resolución para el plebiscito hablaba de “lotes sociales” como único destino para las tierra de la actual pista. La consulta popular se realizaría en simultáneo con la elecciones comunales desdobladas, vaya a saber por qué, de las elecciones a diputados hechas el 28 de junio pasado. Sin embargo, diez días antes del 7 de junio, fecha fijada para la consulta, se destapó la olla. Rodríguez junto al grupo Telemaco, integrado por periodistas y personalidades de la zona, más otros especialistas hicieron un programa especial para conocer los detalles del proyecto. Invitaron al intendente y a su secretario de Planeamiento.
Como era mucha gente la que iba a participar y por la importancia del tema, se hizo en vivo desde la Casa de la Cultura de El Bolsón y además de salir por Radio Activa se retransmitió por Radio Nacional, Radio Alas y otras emisoras locales. Según explicó a este diario uno de los secretarios de la Asociación de Arquitectos que participó del encuentro, “el proyecto del que hablaba el intendente era distinto al que mencionaba su propio secretario de Planeamiento, que dijo que la idea con los terrenos del aeródromo era evitar el loteo social porque ‘bajaba la calidad urbana’. Entonces parecía que lo de las viviendas sociales era la careta de otra cosa, de una villa turística. Al menos eso decía el proyecto que aparecía en la Legislatura de Río Negro. O sea, había una sospechosa desinteligencia entre el Ejecutivo local y la Legislatura provincial sobre los fines que se le iba a dar a este predio”.
En esa charla, que fue el jueves 28 de mayo, había representantes del Plan de Manejo de Fuego, de los bomberos, de la Fuerza Aérea. Todos coincidieron, al igual que los vecinos, que de trasladar el aeropuerto había que construir el nuevo antes de vender el viejo. Al recordar el debate, el dueño de Radio Activa, que está en el popular barrio Los Hornos, se agita. “¡Fue una locura! Nos querían dejar sin aeropuerto esa misma semana, después del plebiscito, y eso que dos meses atrás estuvimos varados por nieve y por barro y la única forma de salir era por esa pista. Además, estamos en una zona de 250 kilómetros de bosques que rodean la cordillera, la mejor forma de evitar un incendio forestal es atacarlo desde el principio con aviones hidrantes”. Además, desde esa pista se hacen traslados de pacientes de la zona a Bariloche.
En el proyecto no había estudio de impacto ambiental, ni de factibilidad de la Fuerza Aérea, dice Rodríguez. El costo de cada lote era 160 mil pesos y el negocio inmobiliario podría alcanzar los 250 millones.
“El intendente cree que puede hacer lo que quiere sin autorización de la Fuerza Aérea, del Plan de Manejo de Incendios, de Defensa Civil. Realmente pensó que nadie le iba a decir algo. Si no se hubiera hecho el debate, en el plebiscito hubiera ganado el sí. Al final, ganó el no.” Una semana después del debate, la radio activa fue incendiada. Su dueño aún no sabe las razones. Lo cierto es que cuando el notero del programa CQC entrevistaba al intendente y alguien detrás dijo “acá quemaron una radio”, el jefe comunal se puso nervioso y empezó a empujar al periodista.
La investigación por el siniestro está parada por la feria judicial. “Ya me han apretado una y otra vez en la calle por este tema, con el incendio buscan arruinarme la vida, arruinarme económicamente. Además estoy muy expuesto, amenazaron a familiares míos y día a día pierdo anunciantes. Demás está decir que ni la municipalidad de El Bolsón ni de la provincia ponen una sola publicidad en la radio”, asegura Rodríguez. El jueves pasado se hicieron marchas en esa localidad en reclamo del fin de las persecuciones, amenazas, despidos en el sector público.
“Por suerte mantengo a los empleados de la radio. Hoy con una consola, una computadora y un micrófono salís al aire, por eso pudimos volver tan rápido después del incendio”, dice el dueño de la Radio Activa, una señal que está por cumplir 15 años en El Bolsón.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-128597-2009-07-21.html
Saludos cordiales,
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