Por Guillermo Saccomanno
No es lo mismo escribir “sobre” que escribir “en”, me dijo hace unos años, en Comodoro Rivadavia, una investigadora de literatura patagónica. Casi todos los autores valiosos que citaba eran autores de crónicas. Tal vez porque el género, en su proyecto de registrar instintivamente una experiencia, impide su disolución en tiempo y espacio a la vez que se propone anclar una historia y otorgarle validez real en un contexto no pocas veces asociado a la nada.
La hipótesis de la investigadora planteaba que la literatura patagónica no lo es por personajes y escenario desarrollados sino por el lugar de la escritura. Citó, como ejemplo, al ineludible Asencio Abeijón. Nacido en Tandil en 1901, octavo de ocho hijos, sus padres decidieron instalarse en Comodoro Rivadavia. Abeijón estudió con los salesianos, cumplió el servicio militar en la zona, fue obrero del petróleo, esquilador, camionero, periodista, autor de denuncias contra los despidos de las patronales petroleras y más tarde diputado provincial. Osvaldo Bayer fue el principal divulgador de su literatura.
De entre sus libros de crónicas, todos cifrados en la propia experiencia, el más divulgado es Apuntes de un carrero patagónico. Si sus relatos lo han convertido en el clásico patagónico por excelencia se debe no sólo a que vivió lo que ha escrito sino a su elaboración cuidadosa, una observación aguda y detallista. El drama y la aventura se funden en sus tramas: un tiroteo entre esquiladores, un carro que cruza aguas torrentosas, una agonía en la nieve. Hombres y mujeres a la intemperie, enfrentados a las contingencias de una tierra salvaje, son los protagonistas de una escritura que, en ocasiones, tiene más que ver con los cuentos del Yukón de Jack London que con otros referentes nacionales.
Cuando murió, en 1991, Abeijón era, por mérito propio, “el escritor de la Patagonia”. Lo sigue siendo. Y si esto es así, se debe a que si bien sus temas se cifran en lo patagónico, su arte supera lo folklórico y llega más lejos. Llega, por ejemplo, hasta acá.
http://www.pagina12.com.ar/diario/verano12/23-138676-2010-01-19.html
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