Por Santiago Rodríguez
Desde Madrid
Cristina Fernández de Kirchner le brindó ayer un fuerte respaldo al juez Baltasar Garzón, suspendido en sus funciones el viernes pasado por su decisión de avanzar en la investigación de los crímenes cometidos por el franquismo: lo invitó a la residencia de la embajada argentina en Madrid, donde conversaron durante media hora y le propuso que realice una nueva visita al país. “Le brindamos todo nuestro apoyo”, contó después la Presidenta, quien recordó el papel del magistrado en la persecución de los represores argentinos, y dijo que “resulta un tanto incomprensible este doble estándar” de “juzgamos a todos los que están afuera, pero no a los que cometieron delitos adentro”. El encuentro se produjo antes de que Garzón viajara a Francia, donde recibió el Premio Libertad y Democracia René Cassin, uno de los galardones más importantes en materia de derechos humanos.
La reunión entre Cristina Kirchner y el suspendido juez español fue en la residencia que ocupa el embajador Carlos Bettini. Allí también estuvo Néstor Kirchner. “Era justo y necesario que se encontrara en estos momentos con Garzón por todo lo que ha hecho en defensa de los derechos humanos, en particular en Argentina”, destacaron en la comitiva argentina, en la que interpretan que el apartamiento del magistrado –tema que en los medios españoles se debate casi tanto como la crisis– “es producto del avance de la derecha”.
Cristina Kirchner no lo planteó públicamente en esos términos, pero sí fue clara en cuanto a su de-
sagrado con la situación por la que atraviesa Garzón. “Estamos preocupados, sorprendidos y dolidos por esto que significa una regresión en materia de juzgamiento y de la concepción de justicia universal en materia de derechos humanos, que precisamente lo instauró España con mucha fuerza y de la cual todos los españoles deberían sentirse muy orgullosos”.
Garzón fue suspendido en su función de juez el último viernes por el Consejo del Poder Judicial español. El magistrado está acusado por haber intentado investigar las desapariciones de más de 130 mil personas durante la dictadura franquista. La suspensión llegó después de que un juez del Tribunal Supremo, Luciano Varela, decidiera someterlo a juicio oral por prevaricato; es decir, por dictar a sabiendas una resolución contraria a derecho. Fue justamente eso lo que argumentaron las organizaciones de ultraderecha que se presentaron como querellantes particulares contra el magistrado.
Cristina Kirchner es la primera mandataria que sale a respaldar a Garzón, quien hasta aquí había recibido el apoyo de diversas figuras. La relación entre el juez y la Presidenta tiene su tiempo. La misma Cristina Kirchner, que contó haberlo invitado a que visite nuevamente la Argentina, recordó: “Cada vez que el juez ha viajado a la Argentina se ha entrevistado con no-sotros, hemos participado en forma conjunta en seminarios, y en casi todas las oportunidades que vine a Madrid nos hemos hecho algún momento para encontrarnos”.
El gestor del encuentro entre Garzón y la Presidenta fue Bettini, quien a lo largo de sus años en España ha cultivado un estrecho vínculo con el juez. El contacto se estableció durante el fin de semana y en cuestión de horas se acordó la reunión. Cristina Kirchner y el magistrado compartieron media hora de charla. Primero arrancaron a solas y después se sumaron Kirchner y Bettini. Al final todos se fotografiaron juntos.
“Saben el rol tan importante que Garzón ha desempeñado en materia de justicia universal de derechos humanos. No sólo en relación con nuestro país, sino también con nuestra hermana República de Chile, cuando decidió el juzgamiento del dictador Pinochet”, destacó la Presidenta a propósito del papel que desde España cumplió Garzón en la persecución penal de los crímenes cometidos no sólo por la dictadura argentina. “De hecho –agregó–, Scilingo cumple aquí una condena de más de mil años que le ha sido confirmada por la Audiencia Nacional.”
Cristina Kirchner aclaró que su decisión de encontrarse con Garzón a días de su suspensión y manifestarle su apoyo “no significa, para nada, inmiscuirse en asuntos internos españoles”. Apuntó que “al contrario, nosotros creemos que los derechos humanos son universales. Ese fue el concepto que tuvo la Justicia española cuando permitió el juzgamiento de Pinochet, Scilingo y tantísimos otros” y reflexionó que “la Justicia siempre tiene que ser para todos lados; para los propios y para los ajenos”.
Ayer mismo, después de reunirse con Cristina Kirchner, Garzón viajó a París y recibió allí el premio que lleva el nombre del principal redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y Nobel de la Paz en 1968. La entrega se concretó por la noche, al término de un coloquio sobre justicia internacional en el que, entre otros, intervinieron, además del propio juez suspendido, el ex primer ministro de Francia Dominique de Villepin y el fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo. El ex fiscal argentino es ahora fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya y ha invitado a Garzón a que se una a su equipo como asesor. El Consejo del Poder Judicial español no decidió aún si lo autorizará a cumplir la misión que quiere confiarle Moreno Ocampo.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-145850-2010-05-18.html
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