La existencia de los golpes fue confirmada por dos detenidos y respaldada por un médico forense que declaró que en sus 24 años de profesión jamás había visto lesiones en la planta de los pies como le ocurrió en la Unidad Penal 11.
NEUQUÉN (AN)- Dos detenidos confirmaron ayer los golpes y humillaciones que sufrieron en la Unidad 11 en abril de 2004. Uno de ellos incluso dio los nombres, uno por uno, de los policías que le habían pegado al tiempo que los señalaba.
El testimonio de los detenidos encontró respaldo en la declaración del médico José Flores, quien dijo que jamás en sus 24 años de trabajo como forense había visto lesiones en las plantas de los pies de los internos. Una de las acusaciones contra los guardias es por haberles pegado a los presos descalzos con varillas metálicas y bastones.
La contracara fue el testimonio del comisario Néstor D'Abramo, quien habló largamente de las comodidades de las que supuestamente gozan los presos.
El fiscal Rómulo Patti le preguntó con ironía si estaba hablando de la Unidad 11 o de un hotel cinco estrellas (ver aparte).
Estos fueron los datos salientes de la segunda audiencia del juicio oral que se sigue contra 27 policías acusados de torturar a medio centenar de presos entre la noche del sábado 24 y la mañana del martes 27 de abril de 2004.
El juicio tiene, entre otras, la singularidad de que la mayoría de los testigos son además presos y fueron víctimas de la represión desatada en los pabellones 1, 2 y 5.
Muchos recibieron amenazas para no declarar. Entre ellos Ramón Mansilla, quien pese a su evidente temor relató los malos tratos sufridos. Pero cuando el camarista Luis Fernández le pidió que señale a los policías que le habían pegado (todos están presentes en la sala) no se atrevió y dijo que no los reconocía.
Distinta fue la actitud de Héctor Cerda, otro preso que a preguntas del querellante Federico Egea no tuvo inconvenientes en señalar a los autores de la paliza que recibió. Identificó a cuatro policías presentes en la sala.
Cerda dijo que lo golpearon esposado y que tuvo una fisura en el peroné.
"Con esa varilla de bombeo que tienen ahí -les dijo a los jueces señalando uno de los elementos de prueba que se exhiben en la sala- me pegaron en la pierna. Eso lo usan para golpear los barrotes".
Relató que mientras le daban la paliza le decían: "pastorcito, ni Dios te va a salvar de lo que te vamos a hacer". Explicó que le dicen "pastorcito" porque predica el Evangelio en la cárcel.
Cerda reveló que logró comunicarse con su esposa, la cual llamó por teléfono al entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia, Jorge Sommariva, quien a su vez mandó a la cárcel a la fiscal Sandra González Taboada a investigar.
Pese a todo lo vivido, Cerda dijo que "lo que más me dolió, y que me sigue doliendo hasta el día de hoy, fue que me pusieron en bolas y me obligaron a cantar el Himno Nacional mientras me pegaban. Yo soy argentino, serví a la patria, hice el servicio militar obligatorio. Eso que me hicieron me va a doler siempre".
http://www.rionegro.com.ar/diario/rn/nota.aspx?idart=361549&idcat=9544&tipo=2
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