El obispo Virginio Bressanelli fue nombrado en la diócesis neuquina. Comprometido con las causas sociales, Melani había tenido varios choques con Roma y el episcopado católico local.
Por Washington Uranga
El Vaticano concretó ayer el anuncio del nombramiento de un obispo coadjutor para la diócesis de Neuquén, tal como lo había adelantado Página/12 en su edición del 2 de agosto pasado. La designación cayó sobre la persona del actual obispo de Comodoro Rivadavia, Virginio Bressanelli, un hombre de tendencia progresista, con lo que se pretende disminuir el impacto de una decisión que prácticamente desautoriza al titular neuquino, Marcelo Melani, comprometido con la defensa de las causas sociales y de los pueblos aborígenes, motivos por los cuales ha tenido numerosos desencuentros con Roma y con algunos miembros del episcopado católico local.
Bressanelli, un santafesino de 67 años, perteneciente a la congregación de los dehonianos, es un hombre sumamente experimentado en las lides eclesiásticas y tendrá que poner a prueba su experiencia en Neuquén, donde los conflictos, también de tipo interno de la Iglesia, están a la orden del día. Como sacerdote, Bressanelli fue superior general (máxima autoridad mundial) de su congregación y en esa función pasó muchos años en Roma antes de ser nombrado obispo (el 19 de febrero de 2005). En el marco de su función y como miembro de la Unión de Superiores Generales (la entidad que reúne a las congregaciones de religiosos varones de todo el mundo), más de una vez tuvo que conducir difíciles negociaciones con las autoridades vaticanas.
El nombramiento del obispo coadjutor, sobre todo cuando es impuesto contra la voluntad del titular, como sucede en este caso, equivale a un desplazamiento. Las funciones que el código de derecho canónico (la ley eclesiástica) le confiere a un obispo coadjutor son las de “colaborar” con el obispo titular, siendo la persona que debe sustituirlo en caso de ausencia por razones de edad, enfermedad u otro motivo. Melani, a quien se lo considera también un fiel seguidor de la obra iniciada en Neuquén por el obispo Jaime de Nevares (1915-1995), ha sido criticado por los sectores más conservadores de la Iglesia por supuestas desviaciones “teológicas, litúrgicas y pastorales”. El actual obispo tiene 71 años y, según la ley eclesiástica, puede ejercer su mandato por lo menos hasta los 75.
En marzo del año anterior, con ocasión de la visita ad limina que los obispos realizan a Roma para presentar informes de sus actividades, la renuncia le fue sugerida a Melani, quien no aceptó la proposición. Pidió entonces audiencia con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, quien se negó a recibirlo.
Desde entonces comenzaron a correr los rumores sobre la posible designación del coadjutor que ahora se concretó. El nombramiento de Bressanelli, dados su perfil y sus antecedentes, tiende a disminuir el impacto que la medida pueda producir en la diócesis de Neuquén. Cuando trascendió la noticia del posible desplazamiento de Melani, que es miembro de la Comisión de Pastoral Aborigen del Episcopado e integrante del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), se produjeron en su momento reacciones de apoyo al obispo que abarcaron desde la Legislatura de Neuquén y la CTA hasta los Curas en la Opción por los Pobres. Estos últimos afirmaron en su momento: “Rechazamos la metodología de presión ejercida desde la autoridad eclesial, que se parece más a una amenaza que a una invitación al diálogo y la comunión. Sin duda –sostuvieron los curas– sabemos que hay razones ideológicas detrás que no están explicitadas pero que podemos intuir”.
El Vaticano anunció ayer también la designación del sacerdote Marcelo Cuenca (55 años), de la arquidiócesis de Córdoba, como nuevo obispo del Alto Valle del Río Negro, para sustituir a su actual titular, Néstor Hugo Navarro, quien presentó su renuncia por haber alcanzado los 75 años.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-140020-2010-02-11.html
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