El rol del agua en la producción regional
Por María Julieta Calí, de INTA Alto Valle
"Para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás", escribió alguna vez Atahualpa Yupanqui. Una afirmación que podría ser perfectamente aplicable al agua de riego. Cien años pasaron desde que un ecosistema natural árido fue transformado en territorio agrícola por la mano del hombre a través del agua. Sin embargo, contar con ella pasó a ser un hecho tan cotidiano que por momentos no se visualiza en toda su complejidad.
En esta entrevista, un poco de historia, actualidad, problemáticas y desafíos en torno a este recurso elemental y finito, en una trama que va desde lo técnico hasta lo organizativo a nivel territorial e involucra a diversos actores del sector productivo. Para su elaboración se consultó a los ingenieros agrónomos Rafael De Rossi, y Miguel Sheridan, jefes de las Agencias de Extensión Rural del INTA en Río Colorado y Cipolletti.
¿Cuáles fueron las transformaciones más importantes en la producción desde que se contó con agua para riego en la zona?
Rafael De Rossi: Podrían resumirse en tres momentos: primero, la consolidación y ampliación de la superficie cultivada bajo riego en los distintos valles de la provincia, en las cuencas del Colorado y del Negro. Posteriormente, la especialización en cultivos perennes, frutales de pepita, carozo y vid. Y, por último, la orientación del sector a los mercados externos.
Miguel Sheridan: El agua fue la condición imprescindible para la producción, para sistematizar los suelos, ponerlos en cultivo y luego diversificar. Todo lo que se ganó en calidad de suelo en el Valle tiene su origen en el riego. Son cien años a partir del dique Ballester en los que se generó un verdadero capital ambiental y social.
Ubicándonos ahora en la actualidad, ¿podrían señalar las principales problemáticas que observan en su trabajo diario con respecto al riego?
RDR: Al tratarse de un recurso abundante y de muy bajo costo, el agua de riego no siempre es adecuadamente valorada, de modo que en los valles de la provincia hay diversos grados de deterioro de suelos por salinización con pérdida de capacidad productiva en el corto plazo, y por elevamiento freático y pérdida de plantaciones. Aún sin llegar a casos extremos, también se registran aumentos del costo de mantenimiento de la infraestructura de riego y drenaje y disminución de rendimientos leves o graves según la eficiencia puntual de riego de las explotaciones.
MS: Es que como está tan naturalizado, a veces no se ve la importancia del buen funcionamiento de la red de riego y drenaje dentro de la chacra y de la nivelación de los cuadros. Desde el punto de vista organizacional, hay complicaciones entre vecinos para ponerse de acuerdo en la limpieza de canales y el mantenimiento de los drenajes y desagües. En este sentido, la organización a nivel de consorcios es una oportunidad de participación de los productores en un beneficio colectivo. No es fácil porque requiere de mucho trabajo operativo, y por eso cabe destacar que algunos Consorcios como el de Cinco Saltos - Contralmirante Cordero han avanzado muchísimo en el último año en cuanto a mantenimiento de la infraestructura y recaudación.
¿Qué influencia ejerce el reciente fenómeno de urbanización en zonas de chacra?
MS: La ocupación de suelo agrícola por loteos es un problema de planificación estratégica que están enfrentando algunas localidades del Alto Valle por el crecimiento poblacional y la necesidad de vivienda. Hoy por hoy, una hectárea vendida como lotes tiene un valor muy superior al de la tierra productiva, y no hay cultivo que resista a esa ecuación económica. Como el suelo regado es el insumo para la acumulación de un capital social y ambiental que es el Valle, no debería ser negocio sepultarlo con cemento después de cien años de trabajo. Entonces, el mercado no puede ser el que asigna uso a ese recurso, y es imprescindible la regulación estatal. Varios municipios ya han tomado parte en esta discusión y desde INTA también participamos. Hoy, la pregunta que están trabajando en conjunto cámaras, consorcios, municipios y otras partes involucradas es cómo planificar las áreas a lotear para no perder calidad de suelo, y el desafío es mantener la red de riego y drenaje en las nuevas partes urbanizadas, con todo lo que ello implica, como prevenir problemas pluviales y filtraciones.
Otra dificultad preocupante y muy ligada a este fenómeno es qué hacer con los efluentes poco tratados o sin tratamiento que van al río. En este momento, el INTA está llevando a cabo un estudio sobre la transformación de efluentes en biomasa mediante el cultivo de especies forestales.
En cuanto a potencialidades, ¿cómo estamos posicionados en la zona con respecto a la provisión de agua de riego?
RDR: La potencialidad sigue siendo notoria dada la disponibilidad de aguas de buena calidad, la cultura productiva de fruticultores y horticultores y la existencia de suelo y clima adecuados para la producción de alimentos. Sin embargo, pensando al agua como recurso finito, y si los modelos matemáticos de quienes estudian el cambio climático no se equivocan, de aquí a cincuenta años se manifestará en nuestra región una disminución de los caudales de los ríos que nos proveen de agua de riego, debido a la reducción de precipitaciones aguas arriba de las cuencas respectivas. Desde este punto de vista, el uso sustentable del agua en la generación de alimentos debería cobrar una mayor importancia para no llegar a competir con el uso energético, también clave.
Ante esta realidad y las dificultades planteadas, ¿cuáles son los desafíos para la región en el futuro?
RDR: Podríamos visualizarlos en tres planos: uno está dado por la ubicación del tema del riego en el centro de la cuestión productiva, aún por encima de las problemáticas sanitarias. Y, en consecuencia, por la búsqueda de herramientas adecuadas para la reconversión de nuestro actual método gravitacional hacia sistemas presurizados de mucha mayor eficiencia y potencial de producción. El otro, por la necesidad de mejorar la gestión en la operación de los servicios de distribución de agua para que su estructura y su manejo formen parte de la solución y no de los problemas existentes. Y, por último, que la cuestión del riego forme parte de las currículas escolares a nivel primario y secundario, por su relevancia. Como dice Polan Lacki, ex Director de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación para América Latina y el Caribe, "que los contenidos escolares sean útiles".
MS: Además, y si bien ya se viene implementando en algunos lugares, en el futuro será imprescindible una actualización y concientización constante sobre el uso del agua a productores, trabajadores rurales, asesores profesionales, tomeros, consorcios, estudiantes, entre otros, además de la participación en instancias de organización territorial. En el riego, el impacto de un error no es tan agudo como en la deriva de agroquímicos, pero el deterioro ecológico está, aunque no se vea en el acto. Éste es, sin dudas, un problema que nos concierne a todos.
La labor del INTA en la problemática del riego
El INTA trabaja, desde sus áreas de investigación y desarrollo rural, en la puesta a punto de nuevos sistemas de riego y la extensión y comunicación de contenidos relacionados, además de la cuantificación de pérdidas por mal manejo. También se efectúan estudios fisiológicos sobre el rol del agua en distintos estados fenológicos y sobre los distintos desórdenes de los cultivos. A nivel organizacional, se actúa en conjunto con municipios, productores, consorcios y otras entidades en el fortalecimiento de vínculos y el acompañamiento del productor en el territorio. Por ejemplo, en Río Colorado se lleva a cabo desde 2009 la "Campaña de Buen Riego", que tiene como finalidad sensibilizar a la población sobre el buen uso de ese recurso y brindar apoyo técnico organizativo. En la misma dirección se trabaja con productores de pequeños sistemas de riego en algunas localidades del Alto Valle, en cooperación con el Departamento Provincial de Aguas.
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